Tenemos en ella, al segundo escritor dentro de nuestro grupo de los preferentistas. Puesto que disponemos de éste medio...¿Por que no aprovecharlo?. Resulta barato y se hace con ilusión.
Os recomiendo y anímo a que adquirais la obra. Yo no la he leido, Pili, mi esposa, sí. Dice que es muy amena y que gusta su lectura.
Esa misma opinión es la que, mayoritariamente, se expuso en la presentación, en la Casa del Libro, el pasado día 9 del presente febrero. La cual resultó un autentico éxito. Varios asistente al acto, tuvieron que estar de pié y en la librería, se agotaron los ejemplares a la venta.
“Junto
al cajero de Bankia, enfrente de casa, se leía una nueva pintada: Familias
desahuciadas, Estado responsable, en letras rojas, como si la pared
estuviera sangrando una protesta. Pepe tenía razón cuando defendía el derecho
de la gente a escribir esa clase de mensajes. Mayte sintió un viejo dolor, un
dolor que no era suyo, sino de muchas generaciones de observadores atónitos y
desgarrados. Miré los muros de la patria
mía. Se preguntó si, lo mismo que a ella le dolía leer aquello, no
sentirían vergüenza los responsables de esta caída, los que en este país habían
hecho de la riqueza pública un fantástico negocio privado. Su jefe mismamente.”
… Lo que leéis aquí es un fragmento de la novela “El Club
de las Pulgas”, de la autora novel Nuria
Prieto Serrano, a cuya presentación tuve el placer de asistir el pasado 9 de
febrero.
He seleccionado este fragmento porque para mí condensa
muchas cosas. En primer lugar, porque hace mención a mis "amigos" de Bankia,
aunque sólo como un ejemplo: son tantos “los
responsables de esta caída” que realmente Bankia es una gota en medio de un
océano de miserias. También cita un bellísimo verso de Quevedo, trayéndolo a
colación de los grafitis sociales que se ven algunas veces por ahí (y que conste que en general no
me gustan los grafitis). Y en especial
subrayo esta frase: la protagonista “sintió
un viejo dolor, un dolor que no era suyo, sino de muchas generaciones de
observadores atónitos y desgarrados”. España duele. Duele hoy cada vez que
leemos el periódico, y lleva doliendo mucho tiempo, porque la corrupción y la desidia ya causaron el
desaliento de gente como Quevedo o Larra, como Galdós y toda la España del 98, como Machado, Miguel
Hernández, Chaves Nogales y todos los que antes y durante la guerra tuvieron
que elegir entre exiliarse o morir –y esto, cuando pudieron elegir–.
“El Club de las Pulgas” refleja el dolor por esa España que reconocemos demasiado bien, pero es una
novela optimista en que una mujer y sus amigos son capaces de desenmascarar a
un villano y de vencerlo. Una mujer, además, que está en una situación muy
vulnerable: embarazada al principio, y cargando con un bebé después. Está escrita
con gracia y arranca a menudo una sonrisa (la sonrisa, permitidme, es también una
necesidad social). Así que desde aquí os
recomiendo vivamente que leáis y
contribuyáis a difundir esta estupenda novela –podéis comprarla en la web del
editor (www.bohodon.es, en las webs de Casa
del Libro, Amazon y El Corte Inglés, y por encargo en muchas librerías).
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