El Juez afirma que “se debe castigar por
financiación ilegal al máximo responsable del partido”
JOSÉ MANUEL ROMERO- El País.
Presidió
de 2004 a 2012 la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, encargada de
juzgar, entre otras, las grandes causas de corrupción y resolver los recursos
que los abogados de los corruptos presentan para escapar del cerco judicial. En
2007 dirigió con mano de hierro el juicio del 11-M y redactó la sentencia que
desmontó los numerosos bulos difundidos por algunos para cuestionar la autoría
islamista y sugerir la participación de ETA en los atentados. Fue entonces
cuando el PP le dio la espalda. Desde hace dos años, Javier Gómez Bermúdez
(Álora, 1962) se ocupa de instruir casos de todo tipo, entre ellos, alguno de
los últimos escándalos financieros.
Pregunta. ¿España es un país
corrupto?
Respuesta. España tiene problemas
estructurales para combatir la corrupción. Las estructuras administrativas, de
toma de decisiones, de controles internos y externos, no son las más adecuadas.
Y en esa línea me parece que van las reformas. Lo que ocurre es que no basta con
hacer leyes sino que hay que cumplirlas. Me refiero a lo que llamo corrupción
institucional, sin contraprestación económica, que afecta al entramado del
poder, sea judicial, ejecutivo o legislativo, donde se produce a pesar de ser
sectores muy regulados. Las normas se obvian, no se cumplen, se puentean y en
consecuencia no basta con legislar, sino que hay que ejecutar, hacer que se
cumplan.
P.
¿Por ejemplo?
R.
Por ejemplo, los nombramientos. La flexibilidad de la administración requiere
que haya nombramientos directos en algunos casos. Pero esos nombramientos
directos deben estar presididos por determinados criterios: mérito,
especialización, cualificación determinada. Sin embargo, esa norma es puenteada
en una especie de fraude de Ley para nombrar al amigo, al conocido o a la
persona que, con buena fe incluso, se piensa que puede desempeñar bien el cargo,
pero no cumple los requisitos objetivamente establecidos o los cumple en menor
medida que otros. Ese tipo de corrupción, que no es económica y que puede no ser
malintencionada, es lo que yo denomino corrupción institucional.
P.
¿Hay otro modelo para elegir a las cúpulas judiciales que no pase por el
Parlamento?
R.
Sí, pero con el modelo que yo propongo me pueden echar del país (irónico).
Ahora, incumpliendo lo que dice el Tribunal Constitucional, la elección de los
vocales del Poder Judicial se hace por cuotas que se asignan los partidos
políticos, de manera que en la sociedad se percibe que hay una correlación entre
el nombrado y el partido que lo nombra. Lo que propongo es que en las elecciones
generales vaya una segunda lista anexa a la de los partidos políticos con los
nombres de los jueces que aspiren a ser vocales, o bien una lista única con
todos los que aspiren a ese cargo. En el caso de los jueces, esto no supone que
sea miembro de ese partido, lo que está prohibido, pero sí dice que tiene una
afinidad política determinada y que le va a apoyar un determinado grupo político
de su elección. Nada más... Me van a decir que eso sería meter a los jueces en
política, pero no es cierto. No más de lo que ya se percibe cuando jueces o
fiscales ministros, secretarios de Estado o directores generales vuelven a la
judicatura, después de su etapa en política y nadie dice nada. O cuando
colaboran activa y continuamente con los partidos a través de sus fundaciones o
think tanks. Sostengo que la elección directa es mejor que la indirecta, más
transparente, más limpia.
P.
¿La transparencia y una conciencia social crítica bastarían para combatir la
corrupción?
“Habría que dar una especie de autorización para poder
ser testado continuamente”
R.
La transparencia desde luego, pero tiene que ser real, no basta con hacer una
declaración de bienes. Habría que dar una especie de autorización para poder ser
testado continuamente. El problema de la corrupción es educacional. En España
¿Quién no ha pedido un favor alguna vez? Favores nimios. Desde que te salten el
turno para hacerte el carné de conducir hasta que el médico te vea antes porque
es amigo tuyo. Eso, que es educacional, está socialmente permitido y hace que se
instaure la conciencia de que el favor está permitido, que no es malo. Y si eso
no es malo, el salto al siguiente escalón es más fácil de dar. Hay que educar a
las siguientes generaciones en que, por ejemplo, saltarse una cola es un
comportamiento poco ético y reprobable. El día que consigamos que nuestros niños
entiendan eso, será mucho más difícil que luego haya un alto índice de
corrupción.
P.
¿Le sorprende la ineficacia o la insuficiencia de controles que permiten a una
empresa falsear sus cuentas durante años apoyándose en otras empresas fantasma,
como ha ocurrido con Gowex, sin que Hacienda o la CNMV se enteren?
R.
Se trata de eficacia en los controles más que de insuficiencia. La lentitud y la
falta de flexibilidad en los instrumentos pueden facilitar esa situación. El
tema no es sólo legislar sino dar instrumentos para que esa legislación se
aplique eficazmente. Por ejemplo, equipos de investigación autónomos
dependientes de los jueces, no de la fiscalía que, al fin y al cabo, por mucha
alta institución que sea, no deja de ser una parte procesal. ¿Por qué no tenemos
unos cuerpos de peritos adscritos en determinados órganos, dependientes de
nosotros, que nos permitan investigar eficazmente?
P.
¿Qué le parece la idea de pasar la instrucción de los jueces a los fiscales?
“Que investigue el ministerio fiscal no supone
ninguna merma democrática”
R.
Tiene sus pros y sus contras. No tengo ninguna duda sobre el ministerio fiscal,
está bien regulado y no hay porque tener recelos. Que investigue el ministerio
fiscal no supone ninguna merma democrática ni riesgo de parcialidad como algunos
sostienen. Problema distinto es que estamos en un estado donde existe la
acusación popular, donde la acción civil se ejercita conjuntamente con la acción
penal, lo que hace que el perjudicado sea especialmente activo, donde todo medio
de investigación tiene que ser autorizado por un juez —un registro, unas
escuchas telefónicas…— y sobre todo en un país donde no existe el principio de
oportunidad en sentido amplio que permitiría al fiscal valorar si un determinado
hecho merece la pena judicializarlo o no. Si no tenemos principio de oportunidad
y tenemos acusación popular, si cualquier ciudadano puede judicializar un asunto
ejerciendo la acción en solitario, suprimiendo de hecho la acusación popular sin
decirlo explícitamente, pues el ciudadano sería un mero denunciante hasta que se
ejerciera la acción penal por el fiscal. Otro problema de la instrucción a cargo
del ministerio fiscal es que al final su investigación la controla un juez de
garantías ante el que, según los borradores que se han hecho, caben tantos
recursos que se duplica la instrucción. No se puede instaurar el ministerio
fiscal como investigador y luego establecer tales mecanismos que en realidad sea
un fiscal investigador tutelado.
P.
¿El aforamiento es un privilegio?
“Yo suprimiría muchos aforamientos, empezando por
los jueces y fiscales”
R.
En ocasiones sí, y me explico. El aforamiento territorial [de diputados y
gobiernos autonómicos] es un privilegio, porque no te suprime una segunda
instancia y sin embargo permite determinados saltos en la distribución natural
de los asuntos. Y además provoca que cuando aparecen dos aforados de dos
territorios distintos, la consecuencia es la dispersión del procedimiento. Tiene
bastantes inconvenientes. Yo suprimiría muchísimos aforamientos, empezando por
los jueces y fiscales. No lo necesitamos. Lo que necesitamos es restaurar el
antejuicio, que cualquier ciudadano no te pueda denunciar sin causa y sin un
filtro previo al proceso, porque eso provocaría automáticamente una causa de
abstención o recusación y una forma de elegir juez, bastaría con ir denunciando
jueces para elegir al que quieres.
P.
Durante 38 años de democracia en España no se ha regulado el delito de
financiación ilegal…
R.
No tengo ninguna duda de que hay que introducirlo, porque una de las fuentes de
corrupción, o mejor dicho una de las excusas para la corrupción es la
financiación ilegal de partidos y sindicatos. Porque el corrupto, una parte se
lo pasa al partido y otra parte se lo queda. Hay que combatir el problema de
raíz. Y habría que regular la responsabilidad organizativa. No entiendo por qué
en los delitos societarios y de corrupción entre privados son responsables el
administrador de hecho y de derecho, en definitiva el directivo que tiene la
dirección efectiva de una empresa, y no pueden ser responsables determinados
directivos de organizaciones institucionales por los hechos cometidos por sus
subordinados por falta de control o por otras cuestiones cuando benefician a la
organización política.
P.
¿Está proponiendo que el responsable penal no sea tanto el tesorero de un
partido como el presidente o el secretario general?
R.
La solución es que el responsable sea el máximo responsable. Entre particulares
y privados existe ya. En el momento en que fijas la responsabilidad del
dirigente, éste, por la cuenta que le trae, porque es honrado, procurará que
sean honrados los demás. No se trata tanto de culpabilizar al dirigente, sino
que el dirigente que es honrado se tenga que preocupar de que su organización se
estructure de forma que impida la comisión del delito. Algo así como las
políticas de compliance (cumplimiento de normas) en las empresas.
P.
¿El indulto hay que retocarlo o derogarlo?
“El indulto tiene un tufo profundamente
antidemocrático”
R.
Es un desastre. El indulto tiene un tufo profundamente antidemocrático, porque
supone en la práctica la derogación por el Poder Ejecutivo de una resolución
judicial. ¿Debe existir? Yo creo que sí, pero profundamente democrático. Donde
se trate de corregir la injusticia material que a veces provoca la aplicación
rígida de la Ley. Porque determinadas sanciones son desproporcionadas en
relación con la trayectoria vital de una persona, por ejemplo. Una persona puede
cometer un error grave, puede ser sancionada pero luego si esa persona tiene una
trayectoria vital importante para su país, donde se ha demostrado que ha
prestado continuos servicios públicos, que ha sacrificado su vida por su país,
parece razonable que alguien, en este caso del Ejecutivo, pudiera perdonarle la
pena. Por tanto, el indulto puede existir pero de otra forma, para corregir ese
efecto. En segundo lugar, habría que introducir factores de control, tiene que
ser motivado, debería oírse a más partes de lo que ahora se hace, y habría que
prohibirlo cuando se opongan el tribunal sentenciador y del fiscal.
P.
El perfil que ha dibujado sobre quién sería merecedor de un indulto sugiere
personas como un ex compañero suyo, Baltasar Garzón, al que han denegado la
gracia junto a políticos corruptos o conductores temerarios...
R.
No hago crítica política de las decisiones del Gobierno. A mí no me ha gustado
porque conozco a esa persona afectada y no tiene nada que ver con otras personas
a las que se incluyó en ese grupo de indultos, para bien y para mal. Creo que
Garzón si cumple esas condiciones de las que he hablado para la concesión de
indultos, pero mi opinión no es relevante.
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