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Defensa cesa al teniente que publicó un libro narrando presuntas corruptelas en el Ejército
El BOE da oficialidad este viernes al cese, que hace que durante
dos años le sea imposible a este militar solicitar un nuevo destino.
Luis Gonzalo Segura cumple dos meses de internamiento en una prisión militar, sin que haya habido juicio por medio ni aceptado recurso.
Luis Gonzalo Segura cumple dos meses de internamiento en una prisión militar, sin que haya habido juicio por medio ni aceptado recurso.
El Boletín Oficial del Estado ha hecho oficial este
miércoles la consecuencia directa del libro “Un paso al frente”, escrito
por el teniente Luis Gonzalo Segura. Hace 41 días que el teniente está
en un centro disciplinario por las presuntos corruptelas que refleja
este libro, y lo que él temía, que sus galones estaban en juego, se ha
acabado confirmando.
El BOE ha hecho oficial una
carta sin posibilidad de recurso que sus mandos redactaron a finales del
pasado julio, y que reza como sigue: “Como consecuencia de lo instruido
en el expediente disciplinario número 14/2014 el General Jefe del
Estado Mayor del Ejército de Tierra ha resuelto el cese en su actual
destino del teniente de transmisiones Don Luis Gonzalo Segura de Oro de
la JCISAT de Pozuelo de Alarcón, pasando a disposición del mando de
Personal en el Ejército de Tierra en la Subdelegación de Defensa en
Madrid (…) sin que pueda solicitar nuevo destino durante los próximos
dos años en la demarcación territorial específica del Ejército de Tierra
a la que pertenece en la actualidad”.
Esto es, en
esencia, que durante este tiempo no podrá ejercer como militar ni
reclamar destino alguno, una pena para el teniente casi mayor que los
dos meses en prisión militar que sufre, de los que más de 20 días los
pasó en huelga de hambre.
“Solo quiero un mundo mejor en el ejército”
A falta de una valoración oficial por parte del afectado, el perfil de
facebook del libro recoge a diario las reflexiones del teniente,
recluido por algo “que cada día que pasa resulta más incomprensible
perder la libertad por querer cambiar las Fuerzas Armadas”, ya que
defiende que “el hecho de que un militar quiera un mundo mejor parece
ser un delito mayor que el de un militar que falsifica facturas o comete
caciquismos, abusa de su autoridad o se gasta el dinero de los
ciudadanos a su antojo”.
Sin embargo, asegura que “cada día
siento más el calor de todos vosotros y tengo una gran ilusión por la
concentración del día 21 de septiembre en la Plaza de Oriente se
Madrid”, que ha sido convocada por amigos y simpatizantes para
mostrarles su apoyo.
Una situación en la que ha
recibido el apoyo de partidos políticos como UPyD, Izquierda Unida y
Podemos, y “esperamos que pronto sea uno más (PSOE) y recordamos que,
por nuestro carácter apolítico, desearíamos ser muchos más, y que no
cerramos las puertas al Gobierno ni al partido del mismo (PP)”.
Así, se reafirma en que “sencillamente queremos unas Fuerzas Armadas
modernas y transparentes, en las que la corrupción y el caciquismo no
tengan cabida, por lo que nunca es tarde para hacer una auditoría
externa pública, independizar los órganos de control (justicia, Guardia
Civil, auditorías), dignificar y profesionalizar a la tropa para que
dejen de ser "reclutas encubiertos", eliminar las puertas giratorias que
tan buenos puestos de trabajo generan a nuestros altos mandos o
conceder la libertad de expresión que evite en el futuro que nuevos
casos de abuso, corrupción o privilegios queden impunes”.
“Un trato humillante”
Sin embargo, ha lamentado que en su encierro “resulta bastante
humillante el trato que estoy recibiendo, aunque el personal de la
Policía Militar me trata muy bien, pero pensar que he perdido mi
libertad por contar lo que todo el mundo sabe y por escribir un libro,
no deja de ser terrible y un claro retrato de las Fuerzas Armadas
actuales”.
En el centro de internamiento ha tenido
tiempo de analizar “cuántos millones de euros nos cuesta el
mantenimiento de estos establecimientos militares que para lo único que
sirven es para represaliar a los militares”. Concretamente, “hay 8
centros disciplinarios en toda España con unas plantillas superiores a
los 25 militares por establecimiento, es decir, más de 200 militares (lo
que son 4.000.000 de euros en salario) y los gastos de los centros
(varios millones de euros en instalaciones, equipamiento, mantenimiento,
comidas, lavandería, etc). Unos centros disciplinarios que para mayor
escarnio, incumplen el tratado europeo de los derechos humanos por
cuanto en ellos se encierra a militares (ciudadanos europeos) sin juicio
ni un juez que así lo determine”.
En esta situación
aún le quedan 19 días, con el matiz de que, cuando salga, no se podrá
incorporar a su destino, y, mientras, el libro va camino de los 100.000
ejemplares vendidos.
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