Recuerdo una vivencia de mi infancia pueblerina. Cuando en un medio natural, un niño no tiene juguetes, se los inventa. Para explicar esto, de forma comprensiva en general, cito una frase que demuestra hasta donde puede llegar la maldad instintiva de un humano, que nunca pudo acceder a ninguna fuente de cultura, que solo obedece a sus impulsos básicos: "Pájaro seas y en manos de un muchacho te veas". Pues bien, en la hacienda donde yo trabajaba, había una enorme burra, tan mansa como son la burras. Pero a mi me dió por hacerla faenas, como vulgar político contra el pueblo. Un día llego a mis manos una caja de "fósforos, o cerillas" y las pasaba por el rascador de la caja y se las tiraba cerca de su cabeza, mientras el misto de iba quemando. El animal ponía las orejas tiesas y se espantaba. Aquello me gustaba porque asi rompía el tedio de la jornada y no pensaba en el disgusto del animal.
Llegó el momento en que la bestia se hartó, y levantando el belfo me enseñó los dientes amenazadoramente, como diciendo "no me gusta lo que me haces" o quizás: "Prepárate porque no te aguanto mas".. Me produjo miedo, pero decidí seguir con el experimento adelante, a ver en que acababa..., aquel juego no acabó bien para mí.
Con lo contado, es suficiente para lo que quiero escribir. La burra me mostró cual era el limite de su aguante, hasta donde podía llegar su mansedumbre..., y, a partir de el, comenzó la guerra. Fuí capaz de hacerla substituir la mansedumbre por bravura, la tranquilidad por desasosiego, y el sometimiento por salvajismo. Tanto la chingué, que el pobre bicho, se vio obligada a rechazar hasta " sumision aprendidarSe marco un territorio de sus derechos, y otro de los mio y acabé teniendo verdadero terror a la santa acémila.
Los políticos en España, nos han encabronado quitándonos todos los privilegios que habíamos ganado hasta con sangre, durante generaciones. Lo robado lo han gastado en cachondeos, orgía tras orgía y hasta en viagra en las farmacias (De ahí la carestía de las "aspirinas" de mas de uno). Lo que les ha sobrado de sus correrías, lo han puesto a buen recaudo en paraísos fiscales, para cuya "regulación", Montoro promulgó una ley, amnistiando a los defraudadores sin alma.
Nos han recortado hasta lo increíble y después han querido retorcernos el gañote, y se han pasado. Nos han obligado a respirar forzados, a buscar el oxigeno como único alimento de nuestras vidas. Han seguido mintiendo, han seguido sometiéndonos hasta hacernos sacar la fiereza que cada animal llevamos dentro. Hemos sido, primero, indignados, después victimas de los mas atroces atropellos desde la arrogancia y la prepotencia, y, al final:.Rebeldes y revolucionarios. Todo esto sin ser chavistas, ni bolivarianos, ni etarras, solo siendo españoles de a pie, que odiamos a los chupópteros. Cuando nos han dejado sin posibilidades, sin futuro y sin dinero, nos han aflorado la disconformidad contra la necesidad de pan, el instinto de defensa contra quienes nos impelen al paro, la rabia de comprobar hasta donde podemos ayudar a nuestros hijos, y la decisión de lucha hasta la muerte por la desatención a nuestros nietos.
Yo espero que no puedan salirse con la suya, tenemos un arma que es el voto, y lo mas importante de todo, tenemos a quien entregárselo, para que nos gobierne como ellos no lo han querido hacer. Y, ellos, los delincuentes, los ineptos, los amiguísimos, los ladrones, los corruptos acabaran todos, pasados por los tribunales, como en democracia se hace, no por las armas como unos cuantos de ellos hicieron con muchos de los nuestros. Aclaro, los nuestros son los desahuciados, los estafados, los recortados, los aculturizados, los hambrientos, los injusticiados, los rebeldes, los que votaremos convencidos de que PODEMOS.
La mansedumbre de una burra, o de un pueblo, lo es dentro de ciertos límites, pero nada mas. No pretendo comparar unos seres con otros, pero SÍ mencionar la posible reacción, que ellos han despreciado, ante tanta cantidad de abusos...
LA RABIA ANTE LA IMPOTENCIA, SUELE SER UNA REACCIÓN QUE SOLO LOS IMBÉCILES DESPRECIAN, PERO EL PLANTE DE LOS PUEBLOS EXISTE, NO CABE DUDA.
LA LUCHA DE LOS "ALFA" EN ESTE MUNDO, ES POR PERPETUAR SOBRE LA TIERRA LA CONTINUIDAD DE SUS GENES...¡¡¡DEFENDEREMOS A LOS NUESTROS!!!
Ni el PP ni el PSOE van a parar a Podemos
Se diría que la actual estructura del poder político
se está derrumbando a un ritmo que se acelera cada día. Empieza a ser
inimaginable que quienes hoy mandan vayan a seguir haciéndolo dentro de
un año o quién sabe si menos. Hasta desde dentro del PP surgen voces que
piden que no sea Rajoy quien encabece la lista de las generales, al
tiempo que en el PSOE se consolidan las dudas sobre la solvencia de
Pedro Sánchez como candidato. Las encuestas pronostican un cataclismo
electoral que, más allá del anunciado éxito de Podemos, podría dar paso a
una situación de ingobernabilidad, transitoria o duradera.
El panorama, al que nada apuntaba hace solo seis meses y que se agrava
con la crisis catalana, parece, hoy por hoy irreversible. Y por muchas
vueltas que se le dé, no se atisba elemento alguno que pudiera
modificarlo sustancialmente. Porque sus raíces son muy hondas. Y las
triquiñuelas politiqueras o las argucias electoralistas, que ya es lo
único que cabe esperar de los grandes partidos, no van a valer frente a
eso.
Podemos está en el centro de todos los debates,
sobre todo de los que mantienen por su cuenta y riesgo los ciudadanos
corrientes. La aparición el partido de Pablo Iglesias en la escena
política ha sido el revulsivo que se esperaba desde hacía muchos años y
que muchos consideraban ya imposible. En España la gente se interesa hoy
por la política como no lo hacía desde los tiempos de la transición. Y
seguramente más que entonces. Porque en aquellos años la gran masa de la
juventud se mantuvo bastante al margen del proceso, pues estaba sobre
todo centrada en ocupar los enormes espacios de libertad que se abrían,
casi por sí solos, tras la caída del franquismo. Y hoy, al menos buena
parte de ella, protagoniza la corriente de rechazo a la actuación del
poder constituido, e incluso a su legitimidad, que expresan las
encuestas.
Ese rechazo es el elemento que define la
situación que estamos viviendo. Bastante más que Podemos mismo, que, hoy
por hoy, es sólo el vehículo que puede canalizar y dar forma
político-electoral a esa corriente. Lo cual no es poco. Y que puede ser
mucho si las circunstancias y las decisiones de sus dirigentes lo
favorecen.
Hay otra manera de leer los pronósticos
para las elecciones generales que hacen los sondeos. Consiste en
subrayar que el voto de rechazo, es decir, el voto a Podemos, crece sin
parar. Desde el 7% de las europeas hasta el 23 y el 24% de las últimas
encuestas. En sólo cinco meses y sin indicios que apuntaran a nada
parecido. O, cuando menos, sin que los detectara nadie de los que están
llamados a estudiar esas cosas. Pero frente a ese hecho extraordinario
hay que colocar otra realidad que sí aparecía claramente en las
encuestas, aunque casi ningún analista supo entonces vislumbrar sus
consecuencias.
Hablamos de la opinión de la mayoría
de los ciudadanos en torno a lo que ha estado ocurriendo hasta ahora y
desde hace ya bastante tiempo. De su indignación por la corrupción, por
los desmanes de los bancos, de su desconfianza abrumadoramente
mayoritaria en los políticos, de su convicción de que éstos eran
incapaces de mejorar la situación económica. Que para la mayoría de los
españoles era y es mucho peor de lo que dice la propaganda triunfalista
del gobierno, que ha sido un fracaso, hasta rozar el ridículo, del
gobierno de Rajoy.
Los políticos instalados, sobre
todo los grandes partidos, han venido despreciando sin más esos
mensajes. Debían creer que, como habían hecho otras veces en el pasado,
terminarían por amansarlos. O se veían incapaces de hacer algo para
atenderlos. O estaban en otras cosas. Lo cierto es que el rechazo masivo
estaba ahí, esperando su oportunidad. La entrada en escena de Podemos
se la ha dado. Con un banderín de enganche tan simple como el de
presentarse como algo que nada tiene que ver con los que mandan, sea
cual sea su color. Y con pruebas fehacientes, al alcance de cualquiera,
de su pureza.
Ha sido una especie de milagro, de
conjunción perfecta que se da muy pocas veces. Y por eso genera tanto
entusiasmo entre quienes se han subido a ese carro. Sin poner mayores
pegas. Simplemente porque necesitaban que hubiera una opción distinta,
porque las que había ya no les interesaban o les repateaban. En muchos
casos, incluso sin que les importe demasiado saber en qué va a terminar
todo esto. Porque les basta con poder dar un golpe en los morros a los
que ellos creen que les han toreado desde hace demasiado tiempo.
Hoy por hoy no se vislumbra nada que pueda que pueda frenar o revertir
esa dinámica. Rajoy aparece más solo e inepto que nunca. Su intento de
galvanizar al electorado que se le ha ido con una nueva campaña contra
Cataluña, las triquiñuelas fiscales que está ensayando Montoro, o el
paquete de medidas electoralistas que a toda prisa prepara su gobierno
pueden terminar tan patéticamente como su campaña sobre la recuperación
económica. En teoría, aún le queda una baza: la de decir, más o menos
como hizo Felipe González en vísperas del referendo sobre la OTAN, que
una izquierda dividida va a ser incapaz de gobernar y que frente a eso
sigue siendo mejor mantener al PP en el poder. Pero Rajoy está demasiado
deteriorado como para poder sacar partido de algo como eso. Y si su
partido decide que él sea el cabeza de lista en las generales, el nuevo
candidato no lo tendría mejor.
Por otra parte,
tampoco es previsible que el PSOE pueda salir del marasmo en el que
sigue. Pedro Sánchez aún no se ha quemado del todo, pero sus límites,
los personales y los que se derivan de la anterior trayectoria de su
partido, de su imagen ante la gente, ya han aparecido con una claridad
meridiana. Y las dudas que sobre él ha sugerido su mentora, Susana Díaz,
indican que dentro de su propio partido son muchos los que lo ven así. Y
no parece que Izquierda Unida y UPyD vayan a modificar la escena que se
está gestando. Puede incluso que intensifiquen sus rasgos con mayores
trasvases de votos a Podemos.
Aún queda mucho tiempo
para las generales. El partido de Pablo Iglesias puede aún meter la pata
en ese periodo. O no. O ser víctima de maniobras oscuras orquestadas
por el poder. Pero empieza también a estar claro que de aquí a entonces
el PP va a sufrir algo parecido una crisis interna. La economía no va a
regalar nada bueno al PP. Al tiempo seguirán apareciendo casos de
corrupción. Y la crisis catalana va a seguir confirmando la ineptitud
del gobierno y la inanidad del PSOE. Y no parece que Pedro Sánchez pueda
sacarse ninguna carta de la manga.
La suerte parece
echada. Podemos está llamado a ser una referencia en el futuro
Parlamento. De la que nadie va a poder prescindir. ¿Para qué? Hoy por
hoy eso es una incógnita. Pero que no es imprescindible resolver en
estos momentos. Ni, tal vez, posible. Porque lo que hoy está haciendo
Podemos es tratar de canalizar una corriente popular que seguramente ni
el más optimista de sus gestores preveía tan grande. Y con eso bastante
tiene. Todo es muy prematuro. La novedad está dando sus primeros pasos. Y
quienes la critican por sus indefiniciones y sus inconsistencias, mejor
harían en atender a sus propios problemas. Porque aunque no haya salido
a la calle, la corriente a la que se subido el partido de Pablo
Iglesias parece demasiado fuerte como pararse por esos detalles. Al
menos hasta hoy.
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