sábado, 1 de noviembre de 2014

PREFERENTES BANKIA: LOS INDIGNADOS ECHAREMOS A LOS "RECORTADORES", POR MUCHO QUE LES JODA.

Los que nos gobernaron y nos jodieron durante las últimas legislaturas, serán expulsados del poder por nuestros votos. No cabe ninguna duda. Como abusadores del pueblo, han llegado a cotas que nadie podíamos preveér. Han llegado a hacer ciudadanos a los que ya no les queda nada que perder, salvo la dignidad y la vida.

Recuerdo una vivencia de mi infancia pueblerina. Cuando en un medio natural, un niño no tiene juguetes, se los inventa. Para explicar esto, de forma comprensiva en general, cito una frase que demuestra hasta donde puede llegar la maldad instintiva de un humano, que nunca pudo acceder a ninguna fuente de cultura, que solo obedece a sus impulsos básicos: "Pájaro seas y en manos de un muchacho te veas". Pues bien, en la hacienda donde yo trabajaba, había una enorme burra, tan mansa como son la burras. Pero a mi me dió por hacerla faenas, como vulgar político contra el pueblo. Un día llego a mis manos una caja de "fósforos, o cerillas" y las pasaba por el rascador de la caja y se las tiraba cerca de su cabeza, mientras el misto de iba quemando. El animal ponía las orejas tiesas y se espantaba. Aquello me gustaba porque asi rompía el tedio de la jornada y no pensaba en el disgusto del animal.

Llegó el momento en que la bestia se hartó, y levantando el belfo me enseñó los dientes amenazadoramente, como diciendo "no me gusta lo que me haces" o quizás: "Prepárate porque no te aguanto mas".. Me produjo miedo, pero decidí seguir con el experimento adelante, a ver en que acababa..., aquel juego no acabó bien para mí.

Con lo contado, es suficiente para lo que quiero escribir. La burra me mostró cual era el limite de su aguante, hasta donde podía llegar su mansedumbre..., y, a partir de el, comenzó la guerra. Fuí capaz de hacerla substituir la mansedumbre por bravura, la tranquilidad por desasosiego, y el sometimiento por salvajismo. Tanto la chingué, que el pobre bicho, se vio obligada a rechazar hasta " sumision aprendidarSe marco un territorio de sus derechos, y otro de los mio y acabé teniendo verdadero terror a la santa acémila.

Los políticos en España, nos han encabronado quitándonos todos los privilegios que habíamos ganado hasta con sangre, durante generaciones. Lo robado lo han gastado en cachondeos, orgía tras orgía y hasta en viagra en las farmacias (De ahí la carestía de las "aspirinas" de mas de uno). Lo que les ha sobrado de sus correrías, lo han puesto a buen recaudo en paraísos fiscales, para cuya "regulación", Montoro promulgó una ley, amnistiando a los defraudadores sin alma.

Nos han recortado hasta lo increíble y después han querido retorcernos el gañote, y se han pasado. Nos han obligado a respirar forzados, a buscar el oxigeno como único alimento de nuestras vidas. Han seguido mintiendo, han seguido sometiéndonos hasta hacernos sacar la fiereza que cada animal llevamos dentro. Hemos sido, primero, indignados, después victimas de los mas atroces atropellos desde la arrogancia y la prepotencia, y, al final:.Rebeldes y revolucionarios. Todo esto sin ser chavistas, ni bolivarianos, ni etarras, solo siendo españoles de a pie, que odiamos a los chupópteros. Cuando nos han dejado sin posibilidades, sin  futuro y sin dinero, nos han aflorado la disconformidad contra la necesidad de pan, el instinto de defensa contra quienes nos impelen al paro, la rabia de comprobar hasta donde podemos ayudar a nuestros hijos, y la decisión de lucha hasta la muerte por la desatención a nuestros nietos.

Yo espero que no puedan salirse con la suya, tenemos un arma que es el voto, y lo  mas importante de todo, tenemos a quien entregárselo, para que nos gobierne como ellos no lo han querido hacer. Y, ellos, los delincuentes, los ineptos, los amiguísimos, los ladrones, los corruptos acabaran todos, pasados por los tribunales, como en democracia se hace, no por las armas como unos cuantos de ellos hicieron con muchos de los nuestros. Aclaro, los nuestros son los desahuciados, los estafados, los recortados, los aculturizados, los hambrientos, los injusticiados, los rebeldes, los que votaremos convencidos de que PODEMOS.   

La mansedumbre de una burra, o de un pueblo, lo es dentro de ciertos límites, pero nada mas. No pretendo comparar unos seres con otros, pero SÍ mencionar la posible reacción, que ellos han despreciado, ante tanta cantidad de abusos...

LA RABIA ANTE LA IMPOTENCIA, SUELE SER UNA REACCIÓN QUE SOLO LOS IMBÉCILES DESPRECIAN, PERO EL PLANTE DE LOS PUEBLOS EXISTE, NO CABE DUDA.

LA LUCHA DE LOS "ALFA" EN ESTE MUNDO, ES POR PERPETUAR SOBRE LA TIERRA LA CONTINUIDAD DE SUS GENES...¡¡¡DEFENDEREMOS A LOS NUESTROS!!!

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eldiario.es

Ni el PP ni el PSOE van a parar a Podemos

El PP defiende que Rajoy aprovechara el control del Senado para pedir perdón
Rajoy aparece más solo e inepto que nunca.
Se diría que la actual estructura del poder político se está derrumbando a un ritmo que se acelera cada día. Empieza a ser inimaginable que quienes hoy mandan vayan a seguir haciéndolo dentro de un año o quién sabe si menos. Hasta desde dentro del PP surgen voces que piden que no sea Rajoy quien encabece la lista de las generales, al tiempo que en el PSOE se consolidan las dudas sobre la solvencia de Pedro Sánchez como candidato. Las encuestas pronostican un cataclismo electoral que, más allá del anunciado éxito de Podemos, podría dar paso a una situación de ingobernabilidad, transitoria o duradera.
El panorama, al que nada apuntaba hace solo seis meses y que se agrava con la crisis catalana, parece, hoy por hoy irreversible. Y por muchas vueltas que se le dé, no se atisba elemento alguno que pudiera modificarlo sustancialmente. Porque sus raíces son muy hondas. Y las triquiñuelas politiqueras o las argucias electoralistas, que ya es lo único que cabe esperar de los grandes partidos, no van a valer frente a eso.
Podemos está en el centro de todos los debates, sobre todo de los que mantienen por su cuenta y riesgo los ciudadanos corrientes. La aparición el partido de Pablo Iglesias en la escena política ha sido el revulsivo que se esperaba desde hacía muchos años y que muchos consideraban ya imposible. En España la gente se interesa hoy por la política como no lo hacía desde los tiempos de la transición. Y seguramente más que entonces. Porque en aquellos años la gran masa de la juventud se mantuvo bastante al margen del proceso, pues estaba sobre todo centrada en ocupar los enormes espacios de libertad que se abrían, casi por sí solos, tras la caída del franquismo. Y hoy, al menos buena parte de ella, protagoniza la corriente de rechazo a la actuación del poder constituido, e incluso a su legitimidad, que expresan las encuestas.
Ese rechazo es el elemento que define la situación que estamos viviendo. Bastante más que Podemos mismo, que, hoy por hoy, es sólo el vehículo que puede canalizar y dar forma político-electoral a esa corriente. Lo cual no es poco. Y que puede ser mucho si las circunstancias y las decisiones de sus dirigentes lo favorecen.
Hay otra manera de leer los pronósticos para las elecciones generales que hacen los sondeos. Consiste en subrayar que el voto de rechazo, es decir, el voto a Podemos, crece sin parar. Desde el 7% de las europeas hasta el 23 y el 24% de las últimas encuestas. En sólo cinco meses y sin indicios que apuntaran a nada parecido. O, cuando menos, sin que los detectara nadie de los que están llamados a estudiar esas cosas. Pero frente a ese hecho extraordinario hay que colocar otra realidad que sí aparecía claramente en las encuestas, aunque casi ningún analista supo entonces vislumbrar sus consecuencias.
Hablamos de la opinión de la mayoría de los ciudadanos en torno a lo que ha estado ocurriendo hasta ahora y desde hace ya bastante tiempo. De su indignación por la corrupción, por los desmanes de los bancos, de su desconfianza abrumadoramente mayoritaria en los políticos, de su convicción de que éstos eran incapaces de mejorar la situación económica. Que para la mayoría de los españoles era y es mucho peor de lo que dice la propaganda triunfalista del gobierno, que ha sido un fracaso, hasta rozar el ridículo, del gobierno de Rajoy.
Los políticos instalados, sobre todo los grandes partidos, han venido despreciando sin más esos mensajes. Debían creer que, como habían hecho otras veces en el pasado, terminarían por amansarlos. O se veían incapaces de hacer algo para atenderlos. O estaban en otras cosas. Lo cierto es que el rechazo masivo estaba ahí, esperando su oportunidad. La entrada en escena de Podemos se la ha dado. Con un banderín de enganche tan simple como el de presentarse como algo que nada tiene que ver con los que mandan, sea cual sea su color. Y con pruebas fehacientes, al alcance de cualquiera, de su pureza.
Ha sido una especie de milagro, de conjunción perfecta que se da muy pocas veces. Y por eso genera tanto entusiasmo entre quienes se han subido a ese carro. Sin poner mayores pegas. Simplemente porque necesitaban que hubiera una opción distinta, porque las que había ya no les interesaban o les repateaban. En muchos casos, incluso sin que les importe demasiado saber en qué va a terminar todo esto. Porque les basta con poder dar un golpe en los morros a los que ellos creen que les han toreado desde hace demasiado tiempo.
Hoy por hoy no se vislumbra nada que pueda que pueda frenar o revertir esa dinámica. Rajoy aparece más solo e inepto que nunca. Su intento de galvanizar al electorado que se le ha ido con una nueva campaña contra Cataluña, las triquiñuelas fiscales que está ensayando Montoro, o el paquete de medidas electoralistas que a toda prisa prepara su gobierno pueden terminar tan patéticamente como su campaña sobre la recuperación económica. En teoría, aún le queda una baza: la de decir, más o menos como hizo Felipe González en vísperas del referendo sobre la OTAN, que una izquierda dividida va a ser incapaz de gobernar y que frente a eso sigue siendo mejor mantener al PP en el poder. Pero Rajoy está demasiado deteriorado como para poder sacar partido de algo como eso. Y si su partido decide que él sea el cabeza de lista en las generales, el nuevo candidato no lo tendría mejor.
Por otra parte, tampoco es previsible que el PSOE pueda salir del marasmo en el que sigue. Pedro Sánchez aún no se ha quemado del todo, pero sus límites, los personales y los que se derivan de la anterior trayectoria de su partido, de su imagen ante la gente, ya han aparecido con una claridad meridiana. Y las dudas que sobre él ha sugerido su mentora, Susana Díaz, indican que dentro de su propio partido son muchos los que lo ven así. Y no parece que Izquierda Unida y UPyD vayan a modificar la escena que se está gestando. Puede incluso que intensifiquen sus rasgos con mayores trasvases de votos a Podemos.
Aún queda mucho tiempo para las generales. El partido de Pablo Iglesias puede aún meter la pata en ese periodo. O no. O ser víctima de maniobras oscuras orquestadas por el poder. Pero empieza también a estar claro que de aquí a entonces el PP va a sufrir algo parecido una crisis interna. La economía no va a regalar nada bueno al PP. Al tiempo seguirán apareciendo casos de corrupción. Y la crisis catalana va a seguir confirmando la ineptitud del gobierno y la inanidad del PSOE. Y no parece que Pedro Sánchez pueda sacarse ninguna carta de la manga.
La suerte parece echada. Podemos está llamado a ser una referencia en el futuro Parlamento. De la que nadie va a poder prescindir. ¿Para qué? Hoy por hoy eso es una incógnita. Pero que no es imprescindible resolver en estos momentos. Ni, tal vez, posible. Porque lo que hoy está haciendo Podemos es tratar de canalizar una corriente popular que seguramente ni el más optimista de sus gestores preveía tan grande. Y con eso bastante tiene. Todo es muy prematuro. La novedad está dando sus primeros pasos. Y quienes la critican por sus indefiniciones y sus inconsistencias, mejor harían en atender a sus propios problemas. Porque aunque no haya salido a la calle, la corriente a la que se subido el partido de Pablo Iglesias parece demasiado fuerte como pararse por esos detalles. Al menos hasta hoy.

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