Para saber si nos engañan o no, basta con echarse una mano al bolsillo. Cuando siempre está vacío es que España no va bien, por mucho que el señor Rajoy saque pecho, de forma imbécil y presuntuosa cada vez que anda delante de cualquier grupo de aduladores. Otro síntoma inequívoco de que España no va como dicen los cínicos mentirosos, es que nuestros despertadores no nos hacen las llamadas matutinas para que vayamos al "curro".
Éstos malditos hipócritas, de almas mas ruines que el diablo, hacen de todo en Democracia, hasta lo prohibido. Esta forma de gobierno permite muchas cosas, pero nunca la mentira. Cuando un gobierno convierte a todos sus ministras/os en mentirosos, es que España no va bien.
Decir que baja el paro porque emigran los parados, resulta de un cinismo inconcebible. Decir que hay mas empleo cuando no se crea ni un solo puesto de trabajo, es para combatir y perseguir al mentiroso. Recortar a los humillados a los que se les ha desposeído de todos sus derechos sociales, no es obra de malos gestores, es obra de canallas.
Hace muy pocas fechas, dediqué mas de 90 minutos(Mas de hora y media) en preguntar a los 125 parados de menos de 35 años que había en la cola, esperando ser atendidos en una Oficina del Inem; Les preguntaba solamente a que se dedicaban sus padres. Ni uno solo me dijo que fuera parlamentario, alcalde o concejal, ni mucho menos ministro. Se ve que todos los que copan los "chollos laborales" españoles, tienen los hijos mas inteligentes del país.
Lo que dice el periodista de este artículo, no es verdad del todo. Aquí hay unos pocos que viven de puta madre, algunos mas que "van tirando" y la Mayoría Absoluta de la población va malviviendo, sometida por la Mayoría Absoluta parlamentaria, que es la que refrenda las leyes que les presentan los suyos acompañadas de los RDL's.
¡¡LÁSTIMA Y VERGÜENZA!!.
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EL PAISANAJE
Se va tirando
ANTONIO NÚÑEZ 27/04/2014
Ygracias. La consigna general en el PP de parte del Gobierno es jurar que la economía va mejor. Le pregunta usted a cualquier alcalde o concejal popular qué hora es e invariablemente te contesta «en punto y no como cuando Zapatero». Con tanta majadería van a hacer bueno al expresidente paisano, que ya es decir, cuando llamaba a la crisis desaceleración económica, coño que frenazo y marcha atrás.
Antes se distinguía a los de Rajoy por la corbata y la ausencias de callosidades en las manos. Ahora es más fácil. Sale usted a tomar el vino mañanero y sabe enseguida de qué pie cojea cada parroquiano. Los del PP siempre pagan la consumición con un billete de cincuenta euros. En Carrefour se les nota más porque lo hacen con uno de doscientos para el carrito de los yogures ante la desesperación de cajeras y taberneros que cada vez hacen menos caja. No llevan suelto ni por equivocación, pero una orden de arriba es una orden.
Nunca se vio en León tantos mendigos pidiendo en la calle. Y por las casas. Ninguno es agelco o constructor arruinado por la burbuja inmobiliaria ni siquiera reservándose las mejores esquinas. Así que deben de ser rojos antisistema. Podría cruadrar por las humildes y obligadas pintas y posturas, pero lo de rogelios no. Mire usted en su barrio y verá que todos los sociatas y comunistas están colocados de funcionarios municipales. No hace falta dar nombres pero, si se ponen chulos, se hace. Y si va a la cola kilométrica del Inem a sellar la cartilla le dirán con paciencia que, sobre unos cuarenta mil en la provincia, somos tres menos que el mes pasado. Algo es algo, según el Gobierno.
No tengo yo muy claro lo de la salida de la crisis y las primas de riesgo, que están tiradas, como por lo demás fue siempre así en mi familia y en la de todo quisqui. Mire en la suya y no se haga el estrecho en plan financiero. En lo tocante a cuándo vamos a salir de verdad del hoyo, será cuando haya signos de recuperación definitiva. Por ejemplo, ver a los del PP dar al mendigo cincuenta o doscientos euros de limosna sin pedir la vuelta. No se conoce ningún caso hasta ahora, así que para mí y mientras tanto las estadísticas macroeconómicas del Gobierno carecen de credibilidad.
En la tribuna de discursos del Congreso los ujieres acostumbran a poner un vaso de agua para que al parlamentario de turno no se le seque la boca entre tanto «y tú más». Convendría cambiar el reglamento de la cámara e incluir también un paquete de kleenex, a ver quién llora más por seis millones de parados. O a lo peor sería contraproducente, porque se iban a derramar allí lágrimas de cocodrilo. La demagogia es la demagogia.
El simplón discurso de Rajoy, del que se esperaba más, por ejemplo barrer de enchufados todas las administraciones públicas para acabar en serio con el déficit de la nación, no cala ni cuela. Vuelva usted, ahora que es tiempo de declaración de la renta, a echar una ojeada a la escalera del bloque y no digamos al barrio a ver cuántos paniaguados mantiene. Pues eso.
La ilusa propaganda gubernamental sobre la crisis está desenfocada. Se lo digo yo, que en tiempos más jóvenes fui también jefe de prensa y fontanería y no digo dónde porque acabó en desastre institucional. Se ve que lo mío es estar a este lado de las barricadas. De todas formas ahí va un consejo: llega uno del PP a la taberna, cuenta la calderilla y le dice al tabernero «no tengo más, pero este año todavía me llega para el tinto». O pagar también en moneda fraccionaria la leche de Carrefour ante la impaciencia de la cajera, que seguramente me recriminará: «¿No era usted el chulo, no tenía cambio de a doscientos?». «Ande, pase», añadirá luego con sonrisa mileurista. Así se ganan los votos, Mariano.
Va a haber elecciones europeas y los partidos pasan de puntillas sobre estas cuestiones a ras de suelo. En cambio hablan de vaguedades como izquierdas y derechas, que no tienen sentido desde que cayó el muro de Berlín, si lo sabrían Ángela Merkel y el Papa Wojtyla, de alias Juan Pablo II, que se criaron al otro lado. Es una vacuna infalible que recomendaría a los comunistas de aquí a ver si hacen autocrítica de una vez como recomiendan sus libros.
Fui el otro día al banco y me dijeron que no tenía ni saldo ni crédito. Se me nota enseguida que no soy del PP, que por cierto me cae ya muy a la izquierda, igual que Franco. Y sigo, sin un duro.
Tengo ganas de que vengan los míos.
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