Cualquiera que nos despertemos ávidos de noticias, tenemos que tragarnos diariamente, el periodismo pagado, utilizado y envenenador por los de la casta y la castuza. Raramente, muy raramente, encontramos un trabajo riguroso, verídico y desapasionado. Este es el caso de hoy. Un periodista con dos..., nos muestra en sencillo análisis, las miserias de los que, al mandarnos nos destrozan desde la necesidad, hasta LA indignación. Extraordinaria forma de contar las miserias mierderas de nuestros actuales censores mentirosos. Trascribo, a continuación, el perfil de Juan Tortosa en
Twitter.
Juan Tortosa
Si sé algo de periodismo se lo debo a los maestros que tuve en el
diario "Pueblo", el grupo Zeta, Cambio16 e "Informe Semanal". Así lo
debieron creer quienes más tarde me otorgaron responsabilidades en la
fundación de Canal Sur TV, Diario16 Málaga, CNN+ y Cuatro. Tras casi
cuatro décadas en esto, mantengo que el periodismo es el oficio más
bonito del mundo. Me gusta perseguir historias y contarlas, ser testigo,
documentarme, tratar de entender los porqués y luego... esmerarme en
explicarlo lo mejor posible. En eso estoy y quiero estar. Con el mismo
entusiasmo del primer día. @juanjtortosa
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Llevamos
tres años largos llamándoles mentirosos y puede que lo que ocurra sea,
sencillamente, que estén ciegos. Los pobres. Pero ciegos de soberbia,
porque como todos los que andan por la vida encantados de haberse
conocido, los peperos parecen víctimas del síndrome de la madrastra de
Blancanieves.
La ceguera de los poderosos tiene mucho peligro, porque éstos no
suelen soportar lo que les cuenta el espejo mágico, no dan crédito a
insolentes sondeos que hablen, por ejemplo, del imparable ascenso de un
tal
Coletas y su banda, esos “impresentables” a
los que primero ningunearon y despreciaron, luego insultaron y
vituperaron, pero no consiguieron tumbarlos porque ninguna táctica les
funcionó. Así que ahora que llega la hora de la verdad, es
preciso acabar con ellos sin contemplaciones. Como sea. La guerra es la
guerra y hay que dejarse de mariconadas, que no hay tiempo que perder.
¿Quién tiene la culpa de que haya crecido ese monstruo llamado
Podemos –se preguntan airados y desconcertados en los cuarteles generales del
PP? ¿nosotros? Por supuesto que no. La culpa la tienen las televisiones, que no hacen más que darle cancha a diario a esos cuatro
perroflautas
que se revuelven como gatos panza arriba en las tertulias y le comen el
coco al personal con frases hechas, demagogias baratas y doctrinas
trasnochadas. Un peligro con el que hay que acabar.
Pocos días antes de su muerte, el editor
José Manuel Lara, dueño de
Antena Tres y
la Sexta, recibió un recado directo de
Esperanza Aguirre en el mismísimo plató de
Susana Griso: yo no entiendo –soltó la descarada lideresa- cómo en esta empresa se le da tanta cancha a
Podemos. Y, como ocurre siempre que larga una de sus andanadas, esta vez tampoco se le cayó la cara de vergüenza. Que pregunten en
Telemadrid cómo se las suele gastar esta señora.
La gente de
Cospedal tomó hace pocos meses al asalto
Televisión Española porque, según los estudios de
Arriola, las huestes de
Echenique y
Somoano no estaban manipulando los cerebros del personal con la suficiente pericia. Ahora les estorba hasta la representante en la
UER (Unión Europea de Radiodifusión), a quien han purgado por no ser suficientemente afecta (perteneció al equipo directivo de
Fran Llorente)
a pesar de que la expulsada detentaba la presidencia del comité de
noticias de la institución, un cargo para el que la votaron 73 miembros
internacionales. Pues nada, prefieren quedarse sin representante antes
que mantener en el cargo a una “
sospechosa”. Ni un cabo suelto en el campo de batalla.
Desde que
Soraya le cortó la cabeza a
Pedrojota y consiguió el cambio de dirección en
“El País” y
“La Vanguardia“,
la omnipotente vicepresidenta del gobierno respira mejor y se mueve más
a sus anchas en las dependencias de su despacho monclovita.
“La Razón” y
“ABC”,
siempre incondicionales, le comen en la mano y cumplen a la perfección
su papel de mamporreros haciéndole a diario el trabajo sucio. Como la
Cope, como
Onda Cero, como también la
Ser, menos guerrera cada día que pasa…
Pero todo esto no les parece suficiente a las tres madrastras de
Blancanieves. Quieren más. Esperanza, Cospedal y Soraya quieren que se
acabe de una vez el cachondeo en Cuatro y la Sexta y dejen de darles
cancha al
Coletas y su banda. Ya está bien. No, espejito
mágico, no puede ser que se nos ponga a parir en las televisiones por la
cara y que eso no solo les salga gratis sino que pueda acabar
perjudicándonos a nosotros. Ni en broma.
Así que buscando-buscando la manera de neutralizar la presencia de
Podemos en las escasas televisiones que les dan bola, el siniestro
trío de la benzina parece que ha encontrado la piedra filosofal: Veamos, amigos ejecutivos de
Mediaset (empresa de
Cuatro y
Telecinco) y de
Atresmedia (empresa de
la Sexta y
Antena 3): vosotros sabéis que al eliminar la publicidad en
Televisión Española,
salisteis muy beneficiados en vuestras cuentas de resultados. Vamos,
que os lo estáis llevando crudo por la cara a costa de que, para
manipular a gusto en la pública, nosotros tengamos que poner más pasta
de la que sería necesaria.
¿Verdad que entendéis que eso es un favor que nos debéis? ¿verdad que
os acojonaríais si volviéramos a abrir el grifo de la publicidad en
Televisión Española? Pero no os preocupéis. Todo tiene arreglo, vosotros le vais cortando las alas a los proetarras esos de
Podemos y nosotros sabremos ser generosos.
Paz por manipulación. Sin anestesia.
Esa es la jugada para cortar la sangría de votos que les indican las encuestas. Una jugada que el
PSOE censuraría
con la boca chica y que conseguiría acabar de una vez con tanto coñazo
bolivariano como el que venimos aguantando en los últimos meses. Que una
cosa es jugar a hacer programas de televisión de contenido político a
mitad de la legislatura dejando ocupar alguna silla en los debates a
algún
matao que otro, y otra muy distinta es que nos toquen las
narices en pleno año electoral poniendo en riesgo nuestro bien amado y
mejor armado chiringuito. Hasta ahí podíamos llegar.
J.T.