Tratamos la comida de ayer con lo mas agradable, que fué mucho, y, que yo sepa, sin nada
de signo contrario, porque no lo hubo.
La reunión comenzó a fraguarse, con "introductor de embajadores" y toda clase de detalles
en la recepción: "Hola Pilar, hola Antonio, (con detalles de contactos fisicos emocionados,
los justos, los necesarioses, ya se sabe..., el abrazo, el apreton de manos, el par de besitos
en las mejilla...) subid por esta escalera, es en la primera planta, colocaros en lugar a elegir)".
Fuimos llegando como en contínuo goteo.
Desde el primer instante, comenzó a percibirse el ambiente de sonrisas, de desenfado, de
tranquilidad y sosiego.
A pesar de la refrescada jornada, por aquello de las medidas del termómetro, la sala se fue
llenando rápidamente de calor afectivo. Pronto se convirtió en una especie de alegre y suave
gallinero, hasta que uno de los camareros empezó a meternos en orden, diciéndonos que
cada comensal a su asiento. Unos se levantaban a saludar y otros venían a saludarte.
A los poquitos que no pudieron acudir, los echamos en falta, anímicamente estuvimos con ellos
y les tenemos presentes, mientras haga falta, hasta poder abrazarles "in situ".
Conseguimos un ambiente de homenajear a todos y al mismo tiempo, homenajearnos a
nosotros mismos. Las sensaciones compartidas, no las voy a enumerar porque, fueron todas
las que entre las buenas gentes nos repartimos para saborearlas. Hubo reconocimientos de
"méritos o peculiaridades", muy humorísticamente presentadas por los "piquitos de oro"
de turno. Naturalmente aplaudidas con sonrisas
alegres.
Y no puedo hacer por todos vosotros, sino, ofrecer, a unos como recuerdo y, a otros como
ducumentos, las imagenes de nuestras cámaras y móviles.
Pondré en el BLOG, todas las que me enviéis con ese fin:
PALOMA ENVIÓ ÉSTAS:
AHORA VAN LAS DE ALBERTO
VAN UNAS CUANTAS DE LAS MIAS (32).-
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