Pido perdón al autor de este comentario que os ofrezco, por manipular su creación, con mi parecer, al remarcar parte del comentario, en cursiva negrita, al trasladarlo a este blog.
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Diario de León | Domingo, 1 de septiembre de 2013
A
mí me cae bien el tal Bárcenas. Como comercial no tiene precio y nunca
mejor dicho. De la marca PP, por supuesto. Los concesionarios de
automóviles, por ejemplo, se lo rifarían teniendo en cuenta que Luis ha
acumulado entre sueldo y comisiones la bonita cifra de cuarenta y cinco
millones de euros, unos siete mil millones de las viejas pesetinas, en
apenas veinte años. Coño, lo que habrá vendido. Y, como es natural, no
los invirtió en preferentes sino en Suiza.
Echando este verano la cuenta de la vieja mientras todos se hacían lenguas de él me salieron los siguientes números: entre pitos y flautas rondaba los dos millones de euros al año, veinte millones de pesetas al mes y a cinco kilos por semana, el resto para pagar la hipoteca y gastos de manutención. No está mal para un tipo del que no se sabe a qué se dedicaba antes ni cual es su oficio. Incluso el juez lo puso a la sombra cuando llegó la primera ola de calor con lo que demostró otra vez que sabía estar en el momento justo en el sitio apropiado. Si la cárcel de Soto del Real, donde ahora veranea, es como la de Villahierro en Mansilla de las Mulas, encima tiene piscina gratis total. Ojo al economato.
Hay gente que se escandaliza por estas cosas, incluídos algunos colegas míos que se vuelven puretas a temporadas y, oiga, no es para tanto. ¿De dónde salió la pasta gansa de Bárcenas? Hombre, no es noticia. Hace ya más de un siglo que Cánovas del Castillo sentenció aquello de «al amigo lo que pida, al enemigo ni agua y a los demás que les apliquen el reglamento». Consecuente con esta elemental y ancestral norma política Luis se ha limitado a seguir los pasos de Cánovas, venerable antecesor de Rajoy en el gobierno de la nación y mejor orador, o por lo menos más claro que el gallego. Los jueces deberían leer más a Cicerón según el cual no hay nada nuevo bajo el sol (nihil novo sub sole), latinajo éste que me tocó traducir de bachiller sin saber cuánto iba a aprovecharme ahora.
Hombre, lo de Bárcenas y otros tantos como él, que en pequeño seguro que los hay a cientos, ya lo sabíamos o como mínimo nos daba en la nariz. Si no de qué iba a haber tanto candidato haciendo cola para entrar en las listas electorales. Me lo ladró meneando el rabo mi perro rabón Duque, un cokquer cuyo pedigrí pone que es experto en meterse en todas charcas para levantar patos patosos y dejarlos a tiro de escopeta. Ahora es viejo y tiene reuma, pero lo del PP lo olió a la primera como yo. Los perros y los niños, ya se sabe, lo que ven en casa.
Vamos a ver. ¿Y por qué hay también colas de empresarios moviendo el rabo en el antedespacho de los alcaldes y políticos en general? Opino yo que el que más y el que menos busca una contrata a lo Cánovas. Llegan, la autoridad los recibe con mucho cuidadín palpándoles la cartera y los dos se pasan la mano por el lomo cagándose por lo bajini en la madre del otro. En esto último se parecen mucho a nosotros, los periodistas. En treinta y tantos años de profesión no he conocido a ningún político que después de recibirme con amplia sonrisa no mascullara en privado a la salida «mira tú lo que quería preguntarme este hijo de puta». Cambie usted lo de preguntar por pedir y siéntase empresario. Así es la vida y lo dice uno que ha sobrevivido a media docena de alcaldes, alcalde arriba o abajo.
El caso Bárcenas, que ya aburre, es un clásico. Llega alguien a la sede del PP y suelta piadósamente «aquí traigo una limosna para el partido y dame la obra por caridad. Así calcula uno que, óbolo a óbolo, rebosó de diezmos el cepillo de Luis Bárcenas. Yo no tengo pruebas y si las tuviera estarían también en Suiza, porque no es mal negocio. En el peor de los casos te pillan, pasas diez años en el talego, a setecientos millones de pesetinas por año, y luego a volar. Vaya su señoría a hacer puñetas porque, por lo menos yo, no pienso devolver nada. Estas cosas hay que planificarlas con veinte años y un día de antigüedad y tienes la vida resuelta.
Al tal Bárcenas, por cierto, si hubiera justicia deberían ascenderlo a ministro de Hacienda como en su día el PSOE nombró baranda de la Guardia Civil a su tocayo Roldán. Es fácil para saldar el déficit del Estado. Primero los dejas hacer y cuando tienen los bolsillos bien llenos los detienes los y expropias lo que puedes, como mínimo la mitad. He aquí otra alternativa a la crisis, Mariano, sin atracar con los recortes fiscales a los pobrines que no tenemos ni para pagar el Iva.
Lo demás es calderilla.
Echando este verano la cuenta de la vieja mientras todos se hacían lenguas de él me salieron los siguientes números: entre pitos y flautas rondaba los dos millones de euros al año, veinte millones de pesetas al mes y a cinco kilos por semana, el resto para pagar la hipoteca y gastos de manutención. No está mal para un tipo del que no se sabe a qué se dedicaba antes ni cual es su oficio. Incluso el juez lo puso a la sombra cuando llegó la primera ola de calor con lo que demostró otra vez que sabía estar en el momento justo en el sitio apropiado. Si la cárcel de Soto del Real, donde ahora veranea, es como la de Villahierro en Mansilla de las Mulas, encima tiene piscina gratis total. Ojo al economato.
Hay gente que se escandaliza por estas cosas, incluídos algunos colegas míos que se vuelven puretas a temporadas y, oiga, no es para tanto. ¿De dónde salió la pasta gansa de Bárcenas? Hombre, no es noticia. Hace ya más de un siglo que Cánovas del Castillo sentenció aquello de «al amigo lo que pida, al enemigo ni agua y a los demás que les apliquen el reglamento». Consecuente con esta elemental y ancestral norma política Luis se ha limitado a seguir los pasos de Cánovas, venerable antecesor de Rajoy en el gobierno de la nación y mejor orador, o por lo menos más claro que el gallego. Los jueces deberían leer más a Cicerón según el cual no hay nada nuevo bajo el sol (nihil novo sub sole), latinajo éste que me tocó traducir de bachiller sin saber cuánto iba a aprovecharme ahora.
Hombre, lo de Bárcenas y otros tantos como él, que en pequeño seguro que los hay a cientos, ya lo sabíamos o como mínimo nos daba en la nariz. Si no de qué iba a haber tanto candidato haciendo cola para entrar en las listas electorales. Me lo ladró meneando el rabo mi perro rabón Duque, un cokquer cuyo pedigrí pone que es experto en meterse en todas charcas para levantar patos patosos y dejarlos a tiro de escopeta. Ahora es viejo y tiene reuma, pero lo del PP lo olió a la primera como yo. Los perros y los niños, ya se sabe, lo que ven en casa.
Vamos a ver. ¿Y por qué hay también colas de empresarios moviendo el rabo en el antedespacho de los alcaldes y políticos en general? Opino yo que el que más y el que menos busca una contrata a lo Cánovas. Llegan, la autoridad los recibe con mucho cuidadín palpándoles la cartera y los dos se pasan la mano por el lomo cagándose por lo bajini en la madre del otro. En esto último se parecen mucho a nosotros, los periodistas. En treinta y tantos años de profesión no he conocido a ningún político que después de recibirme con amplia sonrisa no mascullara en privado a la salida «mira tú lo que quería preguntarme este hijo de puta». Cambie usted lo de preguntar por pedir y siéntase empresario. Así es la vida y lo dice uno que ha sobrevivido a media docena de alcaldes, alcalde arriba o abajo.
El caso Bárcenas, que ya aburre, es un clásico. Llega alguien a la sede del PP y suelta piadósamente «aquí traigo una limosna para el partido y dame la obra por caridad. Así calcula uno que, óbolo a óbolo, rebosó de diezmos el cepillo de Luis Bárcenas. Yo no tengo pruebas y si las tuviera estarían también en Suiza, porque no es mal negocio. En el peor de los casos te pillan, pasas diez años en el talego, a setecientos millones de pesetinas por año, y luego a volar. Vaya su señoría a hacer puñetas porque, por lo menos yo, no pienso devolver nada. Estas cosas hay que planificarlas con veinte años y un día de antigüedad y tienes la vida resuelta.
Al tal Bárcenas, por cierto, si hubiera justicia deberían ascenderlo a ministro de Hacienda como en su día el PSOE nombró baranda de la Guardia Civil a su tocayo Roldán. Es fácil para saldar el déficit del Estado. Primero los dejas hacer y cuando tienen los bolsillos bien llenos los detienes los y expropias lo que puedes, como mínimo la mitad. He aquí otra alternativa a la crisis, Mariano, sin atracar con los recortes fiscales a los pobrines que no tenemos ni para pagar el Iva.
Lo demás es calderilla.
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