Hace poco tiempo, a estos impresentables, se les comparaba en este blog, con las anguilas, por la forma de escurrirse a la Justicia. Hoy, además, hay que compararles con los cobardes y miedosos topillos, que al verse en peligro, buscan dónde refugiarse, con desesperación y como poseídos del mismo diablo.
Estos conversos en meros "administrativos", a la hora de sus responsabilidades, resultaban de lo auxiliares mejor pagados del mundo. Todos ellos cobraban cantidades de 6 dígitos. Y, aducen, nada era cosa suya. ¿Con que decencia y grado de valentía?. Pues eso, cobardes cual insignificantes e inmundos topillos.
Mezcladas las cinco palabras, base del tinglado (1Directivos, 2Consejeros, 3Corrupcioprivada, 4Preferentes y 5Subordinadas), nos deben producir auténtico cabreo, mezclado con indignación, pero aún así, debemos controlar nuestras reacciones. Cualquiera de ellos nos puede demandar para que nos impongan una multa de 400€ por insultos y amenazas. Porque en este país, parece mas falta/delito hablar que robar...
¡¡¡¡Vaya "ganao"!!!
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REPUBLICA.COM
Crespo, el secretario de Bankia, y la
obediencia debida
FERNANDO GLEZ. URBANEJA
Empieza el desfile por la Audiencia Nacional de testigos e imputados del caso Bankia para completar la instrucción que debe determinar posibles responsabilidades y el procesamiento, en su caso, de directivos y consejeros de la entidad. El mensaje que trasladó el fiscal general en la presentación de la memoria anual acerca de la “corrupción privada” no va a tranquilizar a los imputados de Bankia. Tanto las colocaciones de preferentes como la salida a Bolsa y las cuentas de los últimos ejercicios, severamente rectificadas por los nuevos administradores, acumulan piezas de responsabilidad que fiscales y jueces calificarán en su momento.
Entre los primeros declarantes el secretario del consejo de Bankia, Miguel Crespo, abogado del Estado en excedencia, antiguo subsecretario de Economía a las órdenes de Rato y Guindos, persona con conocimientos y experiencia para distinguir lo correcto y lo incorrecto. En su comparecencia ante el juez surgió el ratón que no el león. Ha recurrido al manido argumento de la obediencia debida, que nunca excusa en recto proceder.
Resulta que Crespo remitía papeles al Ministerio de Economía con planes de reestructuración y requerimientos de siete mil millones de euros para recomponer los recursos propios de Bankia, pero sin que ese supusiera otra responsabilidad que la de cartero. El sabía poco de lo que esos papeles suponían, confiaba en su presidente y punto. Obediencia debida. La tarea de un secretario de Consejo que justifica el sueldo (que no es irrelevante) pasa por dar fe, reflejar correctamente acuerdos y debates y además velar por la legalidad de las decisiones; al menos advertir de los riesgos. Pero Crespo se declara mero remitente de sobres y documentos, tarea propia de auxiliar administrativo.
Y puesto a escurrir el bulto el susodicho señala al juez que los autores no le advirtieron de los problemas del banco, que nunca le mandaron escrito en ese sentido. Endosar responsabilidades al auditor forma parte de las excusas habituales en los desastres financieros. Un argumento interesante para los accionistas, pero en ningún caso de los administradores y ejecutivos que son los que proporcionan (y racionan) la información a los auditores externos.
Las explicaciones de Crespo dejan mal a sus jefes y a los demás imputados; y no mejoran su posición salvo que opte por cooperar con la justicia para fijar las responsabilidades a cambio de benevolencia. La obediencia debida es una disculpa inútil, sobre todo para quienes presumen de conocimientos jurídicos y de experiencia. Como argumento indica desesperación y cobardía. Cuando empezó el caso parecía difícil que llegará a término con procesamientos, pero la instrucción va abriendo oportunidades. Mira que si al final ni los de Bankia, ni los de Caixa Cataluña, Galicia, Mediterráneo… se van de rositas. El tono del fiscal en su discurso de ayer era de advertencia, quizá es cierto que van en serio y que el capitalismo de amiguetes va a tener costes y penas.
fgu@apmadrid.es
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