Que una ministra tontita, un banquero golfo y una Cristina de la realeza española, cambien la realidad de unas leyes por la interpretación que hacen unos esbirros, solo viene a demostrar que en España, la Fiscalía no está al servicio del pueblo ni de la JUSTICIA. Tres fiscales --Los de los tres casos citados--, no pueden cambiar el sentido de la decencia y el honor de todo un pueblo.
Si los Ministerios de Justicia y Hacienda no quieren pedir las responsabilidades propias de sus competencias, poniéndose al servicio de los delincuentes desde el Poder, es que algo gravísimo ocurre en nuestro país. La abogacía del estado, la inspección de hacienda y el Consejo de Ministros, están consintiendo toda clase de delitos a sus amiguetes. Ayudan y consienten los mayores atropellos a los recortadores contra los recortados porque les sale de los cojones, a tres fiscales tuertos...
Conocemos el dicho: ""A LOS AMIGOS, FAVOR; A LOS ENEMIGOS, LEY""
¡¡¡QUÉ VERGÜENZA Y QUE DESGRACIA!!!
Dice el RAE:
voltear.
fiscal.
- o O o -
Naturalmente, si los eligen los que votamos, ¿Que debemos esperar de ellos?. ¡Ay!, Señor Torres-Dulce...: ¡¡¡QUE CERCA ESTA USTED DEL PODER Y QUE LEJOS ESTÁ DEL PUEBLO!!!
Domingo, 14 de diciembre de 2014
AQUÍ Y AHORA
El acuerdo
Los
fiscales usurpan el puesto de los defensores, que están ocupados en
atacar a sus clientes más indeseables. Quienes nos han metido en el lío,
que chorrea sangre azul, son los que tenían menos disculpas, ya que lo
tenían todo ganado desde esa piscina lilliput que llamamos la pila
bautismal. No se conformaban con tenerlo todo, ya que querían algo más.
De ahí el enredo jurídico de Horrach, que no ve el delito fiscal que sí
aprecian el juez y la Audiencia de Palma y reclama que se aplique la
llamada doctrina Botín, que nos suena a los profanos al poder bancario
que acumuló aquel gran financiero, que solo fue inferior a sus
ganancias.
El alegato para exonerar a la infanta no nos parece bien ni mal, sino necesario. ¿Por qué no se le pueden pedir peras al olmo? Sería magnífico que variaran su monótono comportamiento botánico. El injerto de Urdangarín le salió mal a los jardineros, pero ha llegado el momento de pedir clemencia para él, que todo ladrón debe tener cien años de perdón y no 19 años de cárcel. Por una sola vez, hay que rogar un punto de piedad para el convicto golfo. No es normal que se le castigue con una pena equivalente a la que se le aplica a los asesinos, incluidos los que ponían bombas para conseguir la independencia de su pequeña región dentro de su pequeño país. Iñaki Urdangarín no ha matado a nadie. Únicamente aspiraba a vivir mejor que todos sus compatriotas. Cosa que logró durante una buena temporada.
El rigor de la ley no debiera extremarse en casos concretos con la secreta disculpa de dar ejemplo. La ley debe ser igual para todos y no más distinta para unos que para otros. Este señor sufre «un juicio paralelo». Hay que darle gusto a la gente, no a la Justicia, y llegar a un acuerdo no es difícil cuando se salta la ley. Depende de los atletas de la abogacía, que siempre pueden llegar más lejos, más alto y más rápido. Salvar a la infanta no debe ser requisito para triturar a su marido, son males gananciales.
El alegato para exonerar a la infanta no nos parece bien ni mal, sino necesario. ¿Por qué no se le pueden pedir peras al olmo? Sería magnífico que variaran su monótono comportamiento botánico. El injerto de Urdangarín le salió mal a los jardineros, pero ha llegado el momento de pedir clemencia para él, que todo ladrón debe tener cien años de perdón y no 19 años de cárcel. Por una sola vez, hay que rogar un punto de piedad para el convicto golfo. No es normal que se le castigue con una pena equivalente a la que se le aplica a los asesinos, incluidos los que ponían bombas para conseguir la independencia de su pequeña región dentro de su pequeño país. Iñaki Urdangarín no ha matado a nadie. Únicamente aspiraba a vivir mejor que todos sus compatriotas. Cosa que logró durante una buena temporada.
El rigor de la ley no debiera extremarse en casos concretos con la secreta disculpa de dar ejemplo. La ley debe ser igual para todos y no más distinta para unos que para otros. Este señor sufre «un juicio paralelo». Hay que darle gusto a la gente, no a la Justicia, y llegar a un acuerdo no es difícil cuando se salta la ley. Depende de los atletas de la abogacía, que siempre pueden llegar más lejos, más alto y más rápido. Salvar a la infanta no debe ser requisito para triturar a su marido, son males gananciales.
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