Lo que pasó ayer en la manifestación de "los jueves en Alcalá 1, a las 18:00Hrs"
queda perfectamente reflejado en la constatación de las opiniones vertidas en
el FORO RANKIA.
Cada jueves, se ha ido notando el aumento de asistentes. Cuando los "clásicos",
los mas emprendedores por lógica pura, hemos sido desbordados por las nuevas
corrientes de asistencia, se ha producido "un riío revuelto". Naturalmente han
aparecido los pescadores, a participar cada uno como mejor les ha parecido.
Ya comenté, que la bulla es buena hasta cierto grado. Cuando ese grado se rebasa
los efectos se descontrolan. La visita masiva o menos masiva a las sucursales
se puede estar de acuerdo con ellas o no, yo estoy de acuerdo, pero es cuestión
exclusivamente de los usuarios de Bankia; No del resto de los ciudadanos. Cortar
la calle de Alcalá, o cualquier otra calle, significa que la molestia colateral
va contra toda la ciudadanía. El numero de manifestantes, para actuar dentro de
la ley, se rebasa escandalosamente y nuestra asistencia se convierte en ilegal.
Ilegal, porque rebasamos el numero de máxima asistencia permitida, sin pedir
autorización gubernativa, y porque ni siquiera cumplimos el precepto de "comunicarla".
En asistencias recientes en el pasado, hemos estado cubiertos por la Autorización
correspondiente, que solicitaba una Asociación, además convocante. El miércoles de
la semana pasada comenzaron algunos problemillas. Había "mucha gente nueva", alguno
de los cuales crearon esos desajustes de comportamiento.
El jueves día 3, se corto la calle de Alcalá a toda clase de trafico. Personalmente
intenté hacer ver a los asistentes que debíamos estar sobre la acera, dejando libre
el asfalto. Tuve que escuchar a un exaltado decirme que yo siempre estaba igual, que
les dejase en paz. Mostró a las claras varias cosas. Yo no le había visto jamas, yo
nunca me he dirigido al colectivo ni arengando ni aconsejando, quizás porque nuestro
comportamiento era o mas coordinado o mas respuoso con las formas necesarias. Ayer
se volvió a cortar la calle de Alcalá. Ahí ya comenzaron a formarse diferentes grupos.
Allí comenzaron a aparecer distintos "pregones", con distintos mensajes y con distintas
intenciones. Yo consensué con personas fieles a nuestra defensa. Una de ellas menciono
la posibilidad de "acercarnos a Telefónica" para dar el cante a Rato. Naturalmente
estuve de acuerdo y comenzamos la marcha hacia Gran Vía 32. Sol, Montera..., hasta la
mitad de la calle. Aparecieron una cantidad de policías que cortó la calle (Venían
siguiéndonos con instrucciones por nuestro comportamiento anterior, de otros días)formando
una barrera delante de nosotros y nos impidieron el paso. Los de la vanguardia de la
marcha hablamos con ellos y nos afirmaron que mientras no les comunicasen las ordenes
desde Jefatura, no actuarían. Cada uno dijimos lo que nos pareció y allí se consolidó la
conformación de grupos dispares.
Intente darme un rodeo, para llegar a la Sede de Telefónica, por otra ruta y apareció
una mujer dando gritos (Megáfono incluido)de que no se marchara nadie porque venia "la tele".
La hice ver que su mensaje tenia truco..., apareció otra mujer pidiendo firmas para mandarlas
al Rey (Me entere que había hecho lo mismo, antes de partir de Alcalá 1). Una manifestante
de "los clásicos" sospechó algo raro y la hizo mostrarla el pliego de firmas y comprobó que
no era para el Rey, sino para Bankia. Tomó el pliego en sus manos y lo rompió. La embaucadora
reunió los fragmentos de papel y se los guardo. Ahí se consolidaron los grupos, cada vez
mas diferenciados.
Para formar cada uno de ellos, coincidió que hubo un pregonero, que extendió como fuerza
magnética simpática de atracción increíble. Parecía que desde el rebaño había ansias de
encontrar un pastor al que seguir. Si a alguien le molesta lo de rebaño, lo siento pero,
es que el comportamiento de muchos era excatamente de borregos. No encuentro una forma mas
clara de contaros "lo de ayer". Para quien dude sobre lo que cuento, lean los comentarios
del foro. Algunos foristas lo dejan bastante bien demostrado. Y es que ocurrió algo gordo,
que algunos veíamos venir. Entre la gente nueva, que es beneficiosa y necesaria, han
aparecido unos cuantos infiltrados, innecesarios para nuestra causa.
Al final de la jornada, nos juntamos unos cuantos de los "de siempre", nos tomamos nuestras
cañitas y después nos despedimos deseándonos lo mejor... Y: ¡Hasta la semana que viene!.
Por todo lo cual podemos decir que fue una "JORNADA RARA".
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