No hace muchas horas, a través del vídeo de Mercedes Milá, sobre las Participaciones Preferenetes, hemos podido contemplar el comportamiento hipócrata, cínico, desafiante, chulesco y prepotente de este cabrito. Este individuo sigue en el mismo nivel de arrogancia que ha aplicado para engañar, para estafar y en ciertos casos, hasta de acojonar a la gente buena. Una de las sensaciones inadmisibles de este "estafador" con cargo en Bankia, es la que provoca al hablar de la estafada fallecida, la de la firma falsificada. Un persona que tiene hacia los muertos, el sentimiento irreverente que tiene este subdirector, no merece ningún respeto por nuestra parte, ya que, además de lo que ha hecho, esta lo que no siente.
A este caballerete deberíamos denunciarle todos los estafados, por lo penal. Imagino que a las pocas querellas presentadas, la propia Bankia le denunciaría como estafador y le despediría fulminantemente para librarse de culpas. Además, no seria el primer caso, ya hay algunos en otras entidades.
Con lo expuesto, es posible que se lo replantée y se nos ofrezca como testigo para contar en los juzgados su técnica de engaño para colocar las PP's. En cuanto a los demás colegas suyos, debería darles vergüenza pedir para ellos el trato que han negado a todos los que ellos estafaron, engañaron y al ser un daño "a perpetuidad", robaron. Ellos sabían, perfetamente, que eran nuestros ahorros y que no volveríamos a verlos jamas.
El boomerang que lanzaron contra nosotros, amenaza retornar para cortarles sus cabezas. Nunca pude creer que hubiera una palabra mas gorda, como insulto, que hdlgp, y sí que la hay: ¡¡¡BANKIARIO!!!. Aunque podemos decir otra con mayor fuerza, al ver EL vídeo de la Milá: ¡¡¡¡SUBDIRECTOR BANKIARIO!!!!.
Aunque mi subdirector se llama CONCHA.
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C. Valenciana / 1812
Hipocresía callejera ABC Punto Radio
Juan Marote
Día 10/01/2013 - 10.45h
De hipocresía callejera hay que calificar la concentración de los
todavía trabajadores de Bankia, ante la sede de la entidad ayer
en la calle Pintor Sorolla. Muchos de los que ayer se manifestaban,
evidentemente no todos, fueron cooperadores necesarios en un delito de estafa en
masa cometido contra miles de ahorradores de esta Comunitat.
Muchos de los hipócritas que ayer pedían que no se les despidiese
fueron directores, interventores de oficinas de Bankia a quienes no les tembló
ni la voz ni el pulso para vender participaciones preferentes fraudulentas, a
clientes de poco volumen y con posición tradicional de riesgo nulo. La mayoría
de estos clientes siempre confiaron en los empleados de la Caja de Ahorros, como
aún la siguen llamando. En cambio, los esbirros de los jefes, de Rato
a Olivas, llevaron a cabo su macabra misión de cumplir
objetivos a costa del trabajo y el esfuerzo de tantos impositores.
A bastantes de los que ayer cortaron el tráfico, no se les torció el
gesto cuando, con voz ampulosa y engolada, juraban a sus clientes que las
preferentes eran como una imposición a plazo fijo pero con mejor interés.
Algunos de quienes protestan por su despido inminente no están obteniendo nada
distinto a lo que se merecen. Su actuación servil, indigna de nadie en quien se
haya depositado confianza, ha sido un engranaje necesario en la cadena que ha
llevado a más de cien mil ciudadanos a perder sus ahorros.
Los sindicatos tienen ante sí una oportunidad de oro de dar un paso
al frente, para intentar desmentir la imagen de elemento dificultante de la
actividad económica que tan a pulso se han ganado. Tienen la información
suficiente para excluir de su reivindicación a todos aquellos trabajadores que
siendo directores, cajeros o interventores de sucursal hayan participado en la
colocación de preferentes. De lo contrario serán, como casi siempre, un agente
más en la coreografía de hipocresía callejera a que asistimos.
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