Por: Pedro L
Buenos días amigos,
2 días enteros traduciendo una
sentencia del Bundestag dan para muchos ratos de reflexión, de
pensamiento, de cómo hemos llegado hasta el momento en la historia
en el que el concepto puro y genuino de ¨democracia¨ acuñado la
Grecia clásica, designa hoy día la venta de nuestros derechos al
postor menos corrupto de todos.
Me faltan respuestas. Soy joven, y no
entiendo como hemos degenerado en esto. Pero es hora de volver a
empezar. De pequeño siempre oí que no había que rebajarse al nivel
de quien te hacia mal, que había que tener mucha más clase que todo
eso. Pero cuando nuestro enemigo, la clase política y financiera,
nos ha usurpado con los medios más barriobajeros, reprobables y
calculadores, nuestras buenas formas ya no sirven.
Tenemos en frente al enemigo más
poderoso que pueda haber, lo que ellos llaman “democracia”. Es
lícito luchar contra una dictadura, pues no hay más medios a
disposición que la lucha. Pero cuando nos quieren hacer pensar que
vivimos en un sistema libre, legal y honesto; cualquier ataque a él
se le llama terrorismo. Por eso, yo me declaro hoy terrorista.
Terrorista contra la hipocresía. Terrorista contra la opción de
elegir cada cuatro años quien queremos que nos robe y nos oprima.
En estas pseudodemocracias que nos han
vendido, la mayoría lo es todo. Si uno tiene la mayoría, puede
hacer con el resto de la población lo que desee. Si roban a una
minoría, dirán que ha salido elegido por mayoría. Si nos echan de
nuestras casas a una minoría, dirán que el pueblo decidió eso en
las urnas. La patraña de la mayoría se os ha acabado desgraciados.
Siempre he pensado que el fin justifica
los medios, si el fin es honesto y puro. Y ningún fin más honesto
que recuperar la dignidad.
Yo, terrorista.
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