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22M.
La dignidad en marcha.
No hay de que presumir, porque eso es lo que hacen
quienes nos prepararon lo que ahora combatimos. Estamos viendo las enormes
barricadas que tenemos enfrente, entre las cuales, la de los medios, no es la
menor.
Presenciamos la plena ejecución de las tácticas nazis de la
extensión propagandística de la mentira. Así se comenzó con los judíos y se
terminó matando a más de veinte millones de comunistas y socialistas, y asolando
la mayor parte de los países de Europa.
Pero eso no fue todo lo que
sucedió, ni las cosas terminaron como habían comenzado. Media Europa terminó en
el bando de los que más combatieron al nazismo: el Ejército Rojo y las distintas
Resistencias de los países ocupados. Pero esa es otra historia.
Aquí
hablamos de Dignidad, escrita con mayúsculas. Dignidad que encabezaron los
mismos que comenzaron a construir esa plusvalía social, que ya es la semilla de
la nueva sociedad que nos llevará a la democracia y, más adelante, a la justicia
social.
Podríamos decir que estamos en guerra -y lo estamos- y que
estamos en el lado correcto. No la pedimos, simplemente no podemos estar
ausentes en una guerra contra el pueblo, contra sus mecanismos sociales y su
territorio. En una situación como esta, no tenemos opciones que otros eligen y
la ellos corresponde esa responsabilidad.
Nosotros sólo somos
responsables de estar -más que en ninguno otro lado- que parte del pueblo que
más nos necesita y no vamos a pedir perdón por ello.
Podríamos decir que
estamos en período electoral -y lo estamos- y nosotros elegimos estar del lado
de quien quieren construir la alternativa a esta propuesta del régimen, de
pobreza, exclusión y saqueo. Elegimos ser, todo lo que somos, al servicio de las
bases que encabezaron las marchas de la dignidad: PAH, Yayoflautas, Sat,
Bomberos, Mareas, Mineros y Mujeres del Carbón, CGT, CUT, etc., etc.,
etc.
Llevamos nuestra pancarta, nuestras banderas y ocupamos el lugar que
nos correspondió por nuestra participación en el proceso de creación de iste, el
mayor acontecimiento de movilización de todo el período democrático en España,
tal como recogieron medios de comunicación internacionales y tal como vimos, y
vivimos, cas nuestras propias capacidades.
Estamos comenzando, y sabemos
de los caminos que aún quedan por recorrer y asimismo sabemos, con certeza, que
incorporaremos a la mayoría social la este proceso. En Madrid fuimos más de dos
millones de personas, pero sólo éramos la vanguardia.
No echamos en falta
a nadie. Ni la aquellos que se arrodillaron a la estrategia del régimen y
participaron en la reunion para "bendecir" el expolio a la clase trabajadora. Ni
aquellos otros, que se esfuerzan por llegar a pactos con la cúpula institucional
del régimen, para intentar frenar la alternativa y asegurarse su propio
bienestar.
Todos ellos serán responsables de lo que hacen, digan las mentiras
que digan o preparen las estrategias electorales que preparan, para renovar su
engaño a los electores.
Eso es parte de la estrategia del régimen, que
apoyan los mal llamados medios y los "peor" denominados empresarios que, junto
con la iglesia y la monarquía, con el apoyo de la CIA y el imperio germano
pretenden hundirnos en el feudalismo.
Eso es lo que pasa. Que pedimos
pan, trabajo y techo. Que no queremos pagar deudas ajenas y mucho menos seguir
subvencionando, con dinero público, desfalcos mafiosos. Que queremos servicios
públicos, economía social, una sociedad más equilibrada y más justa, una
democracia con su justicia social al frente.
Eso es lo que pasa. Y lo que
nos llevará, a donde van las Marchas de la Dignidad es, a través de la Unidad y
la Movilización -junto con la Capacidad Intelectual de que disponemos- a
conseguir que, quienes empezaron esta guerra contra los trabajadores y los
mecanismo sociales terminen como es de justicia: en la
cárcel.
Seguimos.
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