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GONZALO
SUÁREZ 15/12/2013
"LA VIDA DE UNA INFANTA SEGÚN SUS
FACTURAS
Cargó a su empresa un hotel de 6.600 € y una cena de sushi de
1.400... Pero también un aparcamiento de 45 céntimos o un buffet chino a seis
euros por persona. Relatamos su vida a través de miles de recibos. Llegó a
pasar una factura bajo seudónimo: «Cristina Poi y Txiki»
Un sushi master
preparó centenares de piezas de pescado de todas las variedades. Un
decorador dio un toque japonés a la mansión... Todo era del gusto de la
anfitriona aquella velada del 13 de junio de 2007 en el palacete de Pedralbes
(Barcelona).
Sí, el capricho salió algo caro: exactamente 1.412,40
euros, según la dolorosa que enviaría días después la empresa de catering
Kateshima.
Pero la ocasión merecía un esfuerzo económico: se trataba del
42 cumpleaños de la infanta Cristina.
La duquesa de Palma nunca ha
ocultado que la cocina asiática es una de sus pasiones.
Prefiere el
refinamiento del sashimi, pero tampoco hace ascos a los restaurantes chinos de
batalla y sus platos aderezados con glutamato.
Así, meses después de su
cumpleaños, almorzó con su marido y sus cuatro hijos en Gran Siglo, un sencillo
local oriental de un centro comercial de Terrassa (Barcelona).
A los
seis comensales, el buffet libre, regado con dos cervezas y una botella grande
de agua, les costó 39,85 euros: apenas 6,64 por cabeza.
Además de la
presencia de la infanta, un detalle une estos dos ágapes de tan distinto nivel:
que ambos fueron sufragados por Aizoon SL, la sociedad compartida por los duques
de Palma.
Esta empresa fantasma se nutría al 90% de fondos públicos
procedentes del cuestionado Instituto Nóos.
Y, según ha averiguado la
Agencia Tributaria, también sirvió para financiar gastos personales de la
infanta como ropa infantil, artículos de papelería o caras clases individuales
de coaching.
RETRATO DE UNA ERA
Crónica ha diseccionado 85
movimientos realizados desde las cuentas de Aizoon, además de 358 cargos de sus
tarjetas de crédito y un millar largo de facturas, recibos y justificantes de
pago.
A través de ellos se puede trazar un retrato inédito de los gustos
culinarios, los viajes exóticos y los caprichos decorativos de la infanta
Cristina hasta entrado el año 2010.
Es decir, justo antes de la caída en
desgracia de su marido, Iñaki Urdangarin.
Entonces, todavía gozaba de
una vida aparentemente idílica que ahora, en pleno caso Nóos, amenaza con
pasarle factura.
Algunos de estos recibos alcanzan cifras de vértigo.
Es el caso de los 15.210,82 euros que costaron los billetes de avión
para un viaje familiar a Brasil (27-3-09).
Otras veces, sin embargo, los
tickets ni siquiera llegan a un euro: así, la pareja también cargó a su empresa
familiar los 45 céntimos de un aparcamiento de siete minutos (10-10-08).
Imputar estos gastos a Aizoon tenía otra ventaja.
Cuantos más
facturas absorviera esta empresa instrumental, que no prestaba servicio alguno,
menores eran sus beneficios y, por tanto, se reducía su carga fiscal.
¿Se
comportó la hija del rey como un autónomo que trampea su IRPF con sus gastos
personales? Eso trata de averiguar el juez Castro.
En ocasiones, la
pareja se dedujo gastos típicos de una empresa convencional: gasolina,
teléfonos, material de oficina... Pero también incluyeron facturas de más
difícil justificación.
Ahí están las cuatro entregas de Harry Potter
(20-5-08).
O las seis entradas para el musical El Rey León en Nueva York
(16-10-07).
O las clases de salsa y merengue que se celebraron en el
palacete (2-7-07).
O los seis tickets para la final de la Champions en
Roma, que el Barça ganó al Manchester (21-5-09)...
A petición del juez
Castro, la Agencia Tributaria ha calculado al céntimo estos gastos personales
que sufragó Aizoon.
En total suman 698.824,74 euros: 436,703,87
correspondientes a las obras en su palacete y otros 262,120,87 a «atenciones
privadas».
Tras analizar este informe y escuchar a las partes el juez
resolverá a partir del martes si imputa a la infanta por un doble delito
—blanqueo de capitales y delito fiscal—, como ya pidió este viernes el sindicato
Manos Limpias.
Estas «atenciones privadas» crecieron ejercicio tras
ejercicio.
De los modestos 5.339 euros de 2004 se llega al máximo de
79.840,67 en 2009.
Fue justo en ese año cuando la familia se mudó a
Washington tras el galáctico fichaje de Urdangarin por Telefónica.
Ya
entonces se percibía un insistente runrún sobre los negocios del yernísimo al
frente del Instituto Nóos. Convenía que pusiera un océano de por medio.
Fue el fin de una era para la infanta Cristina.
Se acabaron sus
cenas en El Jardí de l’Abadessa, uno de los locales que más frecuentaba.
O las compras de ropa infantil en Bonpoint, donde llegó a dejarse 627
euros de una tacada (1-9-06)... Sin embargo, los detalles de aquella época
dorada han quedado registrados, negro sobre blanco, en el millar largo de
facturas a las que ha accedido Crónica. Este es el resultado.
RESTAURANTES. Comer fuera de casa era, sin duda, el pasatiempo
predilecto de la infanta Cristina.
En total, los duques de Palma
cargaron 91 ágapes a las tarjetas de crédito de Aizoon, por valor de 13.924,61
euros.
Además, constan decenas de desayunos, almuerzos y cenas que
abonaron en metálico.
De las facturas se desprende que su local favorito
era el Real Club de Tenis de Barcelona, donde se organiza el torneo Conde de
Godó.
Allí están registradas 15 comidas con tarjeta, además de numerosos
recibos de pequeño importe, que abonaron en efectivo: cafés, aperitivos, cañas,
refrescos, picoteos... En alguna ocasión, Aizoon incluso se hizo cargo de cafés
de 0,95 euros.
Los duques también frecuentaban El Jardi de la Abadessa
(al menos seis visitas), el Raco D’en Cesc (cinco) o Semon 9, uno de los mejores
delicatessen de Barcelona, donde un día gastaron 510 euros (29-11-05).
Entre los restaurantes orientales, destaca el Tse-Yang, el cantonés del
Hotel Villamagna de Madrid (21-05-04) y Parco Sushi-Sashimi.
Tanto les
gustaron sus makis y nigiris que lo visitaron en dos ocasiones el mismo mes de
2009 (13 y 24 de febrero).
VINOS. A la infanta no sólo le gusta la
comida, sino los buenos caldos.
En sus facturas, suelen aparecer
botellas de las mejores bodegas.
Y su empresa también se hizo cargo de
compras de vino al por mayor: el 1 de octubre de 2008, adquirió 15 cajas de seis
botellas de 1,5 litros de Baigorri Crianza 2004, un Rioja elogiado por la
crítica. También compró tres botellas de Baigorri de 2005 a 23,83 euros la
unidad. En total, la factura alcanzó los 1.357,20 euros.
Al menos, los
duques de Palma disponían de sitio para conservar tantas cajas de vino.
Cuatro meses antes, el 1 de junio, habían comprado un climatizador Split
55F a la empresa Clima Caves, dedicada a «la tutela del vino después del
embotellador». El capricho les costó 3.353,56 euros, incluida la instalación.
PAGOS EN METÁLICO. Un dato llama la atención en las facturas de la
infanta y su marido: la frecuencia con la que manejaban dinero en efectivo.
No sólo ocurre con decenas de pequeños pagos en bares, sino también con
gastos abultados.
Es el caso de una habitación para dos personas en The
Latham Hotel de Washington, que costó 1.545,95 dólares por tres noches
(3-11-07).
O las citadas entradas para El Rey León, que les salieron por
1.189,65 dólares (16-10-07), de las que cuatro constan como «Gastos S.A.R.».
Ese mismo día, también compraron en efectivo unas «botas de señora» en
Paragon, una tienda de deportes ubicada en el 867 de Broadway (Nueva York).
El cash también se utilizaba para pagar materiales para el palacete.
Así ocurrió con la instalación de una ballesta plegable de 736,32 euros
a cargo de la empresa Molalum (11-3-08).
O la compra de 685,98 euros de
baldosas en la tienda Servei Estació de Barcelona (30-6-08).
O la
adquisición de tres calefactores por infrarrojos por 241,74 euros en Maquinaria
Torres (18-1-08).
TARJETAS DE CRÉDITO. Además del efectivo, los duques
de Palma contaban con sendas tarjetas Visa Business Oro a nombre de Aizoon.
Iñaki Urdangarin la usaba a discreción: al menos constan 349
transacciones.
Cristina, sin embargo, fue algo más cuidadosa: la Agencia
Tributaria sólo ha detectado nueve movimientos de su tarjeta.
Así, la
infanta tiró de plástico para pagar una comilona de 352 euros en el Escarabat
Negre de Soller (Mallorca) el 21 de agosto de 2007.
También abonó dos
peajes de autopista, ropa infantil de Bonpoint, una comida El Jardi de la
Abadessa, una compra en la papelería Manila de Barcelona, además de tres pagos
en el Centro Europeo de Barcelona, un exclusivo centro de ocio infantil. En
total, 1.985,03 euros de gastos aparentemente personales que sufragó la empresa
fantasma.
MICROGASTOS. El objetivo era reducir la factura fiscal de
Aizoon y, para ello, los duques se dedujeron gastos de ínfima cuantía.
Así, cargaron a la empresa un «timbre» de 0,60 céntimos (25-4-08), un
parquímetro de un euro (2-10-07), dos cafés en el Club de Tenis de Barcelona de
1,90 euros (3-12-07)...
En estos casos, el papeleo difícilmente
compensaba los céntimos de ahorro fiscal.
Quizá el caso más llamativo se
produjo el 24 de julio de 2007.
Los duques recibieron una multa por
exceso de velocidad de la furgoneta familiar.
En ella, Tráfico pedía que
identificaran por carta al conductor.
Doña Cristina y su marido incluso
se dedujeron los 2,44 euros de la carta certificada con la que informaron de que
Urdangarin iba al volante de la Mercedes Viano, cuyo renting de 1.313,60 euros
al mes también abonaba la empresa familiar.
HOTELES. Las facturas más
abultadas reflejan los viajes de los duques a los rincones más exclusivos del
mundo.
Una estancia en el Arlberg Hospiz del Tirol costó 6.627 euros
(18-6-2008), un viaje familiar al Albergo S Chiara de Roma salió por 7.260 euros
para 28 personas (21-9-08), por una noche con safari en el Pestana Kruger de
Sudáfrica les facturaron 1.323,35 euros (5-8-200)... También cargaron a Aizoon
una escapada de tres noches al Hotel Marqués de Riscal junto a su hija Irene.
Los duques usaron un seudónimo («Cristina Poi, Txiki y Ire») para abonar la
factura de 1.573,54 euros en este hotel de cinco estrellas (13-7-08).
FIESTAS. El atracón de sushi no fue el único festejo familiar que
sufragó Aizoon.
Tres meses antes, el 30 de abril, se celebró el quinto
cumpleaños de Miguel, el tercer hijo de la infanta Cristina.
Y aparecen
tres facturas vinculadas a la fiesta: de la organizadora Gema Mensa (522 euros),
de la empresa de animación infantil Triajock (480) y de la decoración con globos
a cargo de Integral Events (292). En total, el cumpleaños costó 1.294 euros.
TELÉFONO. Mes tras mes, Aizoon se hizo cargo de los gastos telefónicos
de los duques: contaban con dos líneas de móvil más una tarifa plana de
internet, que salieron por 3.260,44 euros en 2008. Dos detalles llamaron la
atención de los investigadores dela Agencia Tributaria. Uno, que la infanta
contratara un servicio para que los niños no accedieran a contenido para
adultos, algo innecesario en una empresa.
Y, dos, que algunos recibos
estuvieran domiciliados en la «carretera del Pardo, s/n»: es decir, la dirección
del Palacio de la Zarzuela.
DECORACIÓN. El 62% de los gastos —
436,703,87— corresponden a la decoración del palacete.
Además de pagar a
arquitectos, carpinteros o cristaleros, doña Cristina invirtió 138.834,60 euros
en Grao, una boutique de muebles contemporáneos.
Allí adquirió mesas,
sillas, sofás, cortinas, lámparas, alfombras e, incluso, un mueble bar
(22-12-05). También constan 8.628 euros en electrodomésticos de Siemens
(24-1-06), 9.280 euros en cortinas de la tapicería Blau Cel (27-10-06), además
de 325 euros en Loewe (12-6-09) o 240 euros en cuatro compras de la floristería
Crocus de Barcelona.
MERENGUE Y COACHING. Doña Cristina llamó
personalmente a Marga Martí para contratar sus servicios de coaching.
En
total, la infanta pagó 7.850 euros por 37 horas de trabajo para mejorar sus
dotes de dirección y presentación (17-9-07).
El palacete también acogió
un «curso de formación» los días 13 de junio y 1 de julio de 2007.
En
realidad, bajo ese rimbombante título se ocultaba un cursillo de salsa y
merengue, según confesó la profesora, Carmen Batlle. El precio de las clases
alcanzó los 707 euros (2-7-07).
LIBROS Y MÚSICA. Los duques de Palma son
amantes de la música, los libros y las revistas.
Así lo prueban sus
facturas, que incluyen 22 descargas de música en iTunes, más 11 compras de
libros en Amazon, la FNAC o la Casa del Libro.
El 20 de mayo de 2008,
los duques de Palma pagaron 13,30 euros por el libro Creatividad.
Quizá
estos días, al borde de la imputación, la infanta Cristina busque consuelo en
este ensayo del gurú indio Osho, cuya solapa promete algo que ella necesita
urgentemente: «Nuevas ideas para enfrentarse a los múltiples contratiempos de la
vida
moderna...»."
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