practicó Hitler. Nos han sometido a holocausto económico, pero recurriendo a la Justicia, seremos atendidos sin tener que recurrir a la odiosa venganza. Seremos tratados con la benevolente tranquilidad de nuestras heridas curadas por los jueces.
Estos gobernantes de mierda, nos han eliminado del mapa de la decencia nacional y del mundo real de lo honroso. Pero Rajoy, De Guindos, Blesa, Rato and compañy, tendrán que rendir expiación ante LA JUSTICIA Y ANTE ESPAÑA. No puede ser de otra manera.
Un millón de españoles estafados por los bancos, se lo demandamos, y los cientos de miles de preferentistas, especialemnte.
A los jueces no los podrán frenar en su labor de ajusticiar. Por mucho ARBITRAJE ENGAÑOSO que se inventen. Al final veremos, quienes hemos demandado, como a todo cerdo le llega su San Martin. Tendremos que prepararnos, para comenzar a seleccionar al campeón de la liga de "Jueces contra la ESTAFA", en la que, con auténtica novedad, se jugara "juzgando a los árbitros. ¡¡Quien habría de decírnoslo!!.
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Sábado, 20 de abril de 2013
La destrucción del ahorro popular
Con la sustracción de los bienes y los patrimonios líquidos
de los clientes de las Cajas nacionalizadas, se cumplen los instintivos
anhelos de la Plutocracia nacional: la destrucción del ahorro popular y
la desarticulación económica de la clase media.
Con ambos, el anhelo supremo y ya no tan instintivo, sino
ahormado a la ideología correspondiente: la restauración del clasismo
más impermeable y extremo, el de una sociedad compuesta de ricos, pobres
y nada en medio.
La facilidad con que las Cajas de Ahorros bajo el control del
Gobierno están desvalijando, capitaneadas por éste, a centenares de
miles de españoles pertenecientes a esa amplia, heteróclita y elástica
clase media que se creó con el llamado Estado del Bienestar, y que a su
vez ha sido su principal artífice y sostenedora, no sólo se explica por
el uso desaforado de la mayoría absoluta parlamentaria y de su brazo
ejecutor, el Decreto-ley, que el partido que representa los intereses de
esa Plutocracia, el PP, hace, sino también por la inexistencia de un
Estado garante y corrector, al servicio de los ciudadanos. Si a ello se
le añade una Justicia encriptada, lejana, cara y lenta, y el hecho de
que la víctima del despojo del Gobierno no puede, ante el delito
flagrante, acudir a la Policía o a la Guardia Civil para que detengan al
ladrón y lo cacheen para el reintegro inmediato de lo sustraído, ya sí
se entiende del todo, aunque no sin una infinita repugnancia, el
despiadado y monstruoso plan de reestafar, torciendo una vez más la ley
para ello, a los españoles víctimas de la estafa de los falsos depósitos
bancarios, que no otra cosa han sido las Participaciones Preferentes y
las Obligaciones Subordinadas.
Estafar es, pues así lo describe inequívocamente nuestro
diccionario, "pedir o sacar dinero u otra cosa de valor con artificios y
engaños, y con ánimo de no pagar". ¿Queda alguna duda de que esos
productos "complejos", "híbridos", "ilíquidos", de imposible
comprensión, fueron el artificio de que se valieron las Cajas quebradas
para apropiarse de los ahorros de sus clientes? ¿Ignora alguien a éstas
alturas el engaño en su comercialización, dirigida a los particulares
confiados en sus Cajas de Ahorros de toda la vida?
¿Es concebible, para los españoles y para los que desde fuera nos
miran, que el Gobierno se preste a la cooperación necesaria y a la
colaboración esencial de semejante exacción? Una estafa es lo que es, y
ahora miles de familias estafadas aguardan a que los Tribunales
califiquen judicialmente lo sucedido también así.
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